“Ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el
Señor”. Para celebrar como merece este milagro, los católicos
representan la historia de la natividad de Jesús a través de los
portales de Belén
En el Evangelio según san Lucas (Luc 2,6-7),
María deposita al niño Jesús en el pesebre o comedero de animales de un
establo en el que José y ella habían encontrado refugio porque no había
sitio para ellos en el albergue. Una palabra para pesebre en latín es
‘scripia’, donde se encuentra el origen de la palabra francesa
‘crèche’, la alemana
‘krippe’ o la inglesa ‘
crib’. Por extensión, la palabra pesebre en estos idiomas designa al portal entero y se ha convertido en símbolo de la Navidad.
El portal de Belén rinde homenaje a la maternidad, a la infancia y a
la vida. En francés, de hecho, la misma se utiliza para designar a las
guarderías. Desde la historia de la Natividad en el Evangelio de Lucas
hasta los portales de Belén contemporáneos, la tradición del Belén ha
evolucionado mucho… La primera celebración de la noche de Navidad se
sitúa en la iglesia de Santa María de Roma con las estatuas de la Virgen
María, José, el asno y el buey, en el siglo VI.
El belén viviente de san Francisco de Asís
Debemos en especial a san Francisco de Asís el primer portal de
Belén, de 1223. Francisco de Asís, que soñaba con ser trovador antes de
dedicarse a recorrer los caminos para anunciar la Buena Nueva, tuvo la
idea de celebrar la Navidad montando todo un Belén viviente delante de
la ermita de los Frailes Menores de Greccio, antes de la misa de
medianoche. Thomas de Celano, el primer biógrafo de Francisco, cuenta
que predicó durante la misa de Navidad y le vieron inclinarse hacia el
pesebre para sostener al niño en sus brazos. José, la Virgen María, los
magos, los pastores y los campesinos eran interpretados por las gentes
de la aldea. Los animales también eran reales.
Los belenes de iglesias
A las representaciones teatrales las siguieron representaciones
talladas de la Natividad. Hablamos de figuras de madera presentadas en
1252 en el monasterio franciscano de Füssen, en Baviera, y del Belén más
antiguo que todavía se conserva: uno esculpido en piedra a petición del
papa Nicolás IV en 1288, conservado en el Museo de la basílica de Santa
María Mayor en Roma. Pero fue sobre todo durante la Contrarreforma
cuando los jesuitas utilizaron la tradición del Belén como “herramienta
pedagógica” y difundieron un modelo de portal, con figuras
independientes vestidas con telas preciosas, que se instalaba en las
iglesias durante la temporada navideña. El primer registro data de 1562
en una iglesia de Praga.
Los portales domésticos
Muy rápidamente, las familias nobles italianas hicieron suya esta
representación de la Natividad. Parece que la duquesa de Amalfi instaló
el primer portal de Belén doméstico en 1567, en la región de Nápoles. En
Francia, como toda práctica religiosa fue prohibida durante la
Revolución Francesa, las familias celebraban la Navidad instalando un
portal de Belén en su hogar. Hoy en día, en países y regiones de Europa
de mayoría católica, como Francia, Italia, España, Portugal y Polonia,
montar el portal de Belén en casa es el primer gesto de las familias
para entrar en el periodo navideño.
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