Dios nos quiere alegres, y Él es la fuente de la verdadera felicidad. Cuando nos abata la tristeza oremos pidiéndole la virtud de la alegría
El Papa Francisco nos habla constantemente de la alegría, uno de sus llamados es a que seamos cristianos alegres:
El corazón del hombre desea la alegría. Todos deseamos la alegría, cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad. ¿Pero cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir, está llamado a testimoniar?
Es aquella que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra
vida. Desde cuando Jesús entró en la historia, con su nacimiento en
Belén, la humanidad recibió el germen del Reino de Dios, como un terreno
que recibe la semilla, promesa de la futura cosecha. ¡No es más
necesario buscar en otro lugar! Jesús vino a traer la alegría a todos y
para siempre. (Homilia Tercer Domingo Adviento 2014)
Sin embargo, en ocasiones experimentamos en nuestra vida la tristeza y
no sabemos cómo enfrentarla. Parece que la alegría escapa de nosotros y
no hay nada que logre animarnos. Exclamamos como el salmista: “¿Por qué
te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque
aún le he alabar. ¡Él es la salvación de mi ser!” (Salmo 42, 3)Quisieramos estar alegres, alabar al Señor, pero nos cuesta mucho. Nos dice San Francisco de Sales:
“El demonio aprovecha la tristeza para tentar a los buenos,
intentando hacer que estén tristes en la virtud, igual que intenta que
los malos se alegren de sus pecados. Del mismo modo que sólo puede
tentarnos para que hagamos el mal consiguiendo que ese mal parezca
atractivo, solo puede tentarnos para que nos apartemos del bien
consiguiendo que ese bien carezca de atractivo. Le encanta vernos
tristes y desesperanzados, porque él está triste y desesperanzado por
toda la eternidad y querría que todo el mundo fuese como él”. (Introducción a la vida devota)
Sabiendo
que Dios nos quiere alegres y que la tristeza es una herramienta del
demonio para llevarnos a pecar, debemos buscar combatirla en todo
momento. Para ello la Biblia nos da una clave: "El que esté triste, que
ore" (Santiago 5,13). La verdadera
alegría nos viene de Dios, y a Él tenemos que acudir en oración
pidiéndole que nos ayude a restaurar nuestro corazón turbado. Te compartimos esta oración que te puede ayudar a sanar la tristeza que hoy atraviesasOración
“Señor
Jesús, tú conoces mi tristeza que ahoga mi corazón y sabes el origen de
ella. Hoy me presento ante ti y te pido, Señor, que me ayudes, pues ya
no puedo seguir así.
Sé
que tú me llamas a vivir en paz, con serenidad, gozo y alegría, incluso
en medio de las dificultades cotidianas. Por eso hoy te pido que pongas
tus benditas manos en las llagas de mi psiquis que me hacen tan
sensible a los problemas y me liberes de la tendencia a la tristeza y a
la melancolía que anida en mí.
Hoy
te pido que tu gracia vaya restaurando mi historia, a fin de no vivir
esclavizado por el recuerdo amargo de los acontecimientos dolorosos del
pasado. Como ellos han pasado, ya no existen, te entrego lo que pasé y
lo que pasaron las personas amadas; lo vivido y lo sufrido por nosotros.
Quiero perdonarme y perdonar, a fin de que tu gozo comience a fluir en mí.
Te
entrego las tristezas unidas a las preocupaciones o a los temores del
mañana. Ese mañana tampoco ha llegado, por lo tanto sólo existe en mi
imaginación. Sólo hoy debo vivir y sólo hoy debo caminar en tu alegría.
Aumenta mi confianza en ti, para que aumente en mi alma el regocijo.
Tú
eres Dios y Señor de la historia y de la vida, de nuestras vidas. Por
eso toma mi existencia y la de las personas amadas, con todos nuestros
quebrantos, con todas nuestras necesidades y que con la ayuda de tu
poderoso amor se desarrolle en nosotros la virtud de la alegría.
Amén”.
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