miércoles, 24 de enero de 2018
¿Milagros eucarísticos en el siglo XXI? Este neurofisiólogo converso ha estudiado ya 15 casos
En los albores del siglo VIII, en la ciudad italiana de Lanciano, cierto monje de la Orden de San
Basilio,
en el momento en que llevaba a cabo la consagración del pan y del vino, comenzó a dudar de la presencia real del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía; fue entonces cuando, delante de sus ojos, la Hostia se convirtió en Carne viva y el vino consagrado en Sangre viva, maravilloso fenómeno sobrenatural, del cual quedó evidencia. Casi 1200 años después, en la década de los años 70 del siglo XIX, ésta fue sometida al más riguroso análisis científico, comprobándose así aquél milagro eucarístico.
Lo más asombroso es que, como en el caso del llamado Milagro Eucarístico de Lanciano, en la actualidad siguen ocurriendo este tipo de fenómenos, de los que habla para el semanario mexicano Desde la fe el científico Neuro-Fisiólogo el Dr. Ricardo Castañón.
Formado académicamente sobre las bases del existencialismo ateo de Jean Paul Sartré, el Dr. Ricardo Castañón cuenta que fue en 1999, por petición del el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, cuando realizó el primer análisis científico de una Hostia consagrada, de la que manaba una sustancia rojiza; concluyó la investigación hasta el año 2006, comprobando que la sustancia era sangre humana, misma que contenía glóbulos blancos intactos, y músculo de corazón “vivo”, miocardio ventrículo izquierdo; “cabe señalar que el caso aún no se ha denominado ‘milagro’, sino ‘signo’, y la Hostia permanece expuesta en el altar de la Parroquia de Santa María de Buenos Aires”, a diferencia del que sí se ha considerado ‘milagro’ y que ocurrió en 2013 en Tixtla, Chilpancingo, México, en el que, al igual, comenzó a manar sangre de una Hostia consagrada. “Aquí confirmamos que el tipo de sangre es AB, el mismo encontrado en la Sábana Santa de Turín y en el Milagro Eucarístico de Lanciano”.
“Hallamos tejido vivo, así como un glóbulo blanco activo, en cuanto a que está tratando de reparar una lesión presente en el tejido descubierto, aspecto que se presenta, por ejemplo, en un corazón luego de un infarto”.
Ateo converso al catolicismo en 1999, año en que realizó sus primeras investigaciones en la materia, el Dr. Ricardo Castañón señala que desde entonces ha estudiado 15 casos. “Cada serie de mis investigaciones se repite en tres laboratorios de distintas naciones, y las variables controladas son muchas: sangre, ADN, glóbulos blancos, glóbulos rojos, tejido humano, hemoglobina y otras; puedo decir que, desde el punto de vista científico, mis informes finales son cien por ciento confiables”.
El Dr. Ricardo Castañón se considera un testigo de algo que ningún investigador puede explicar por medios naturales. “¿Cómo se podría obtener sangre, sin hueso y médula ósea? ¿Cómo se podría obtener músculo de un corazón vivo y glóbulos blancos de un pedacito de pan? ¿Cómo se podría obtener hemoglobina, una sustancia sujeta a mecanismos bioquímicos complejos y a un programa genético inicial? He visto empalidecer científicos ateos al constatar que así es, que hay cosas que no se pueden comprender sin una perspectiva que va más allá de la razón natural”.
Comenta que actualmente estudia un caso ocurrido en el último cuatrimestre de 2016, cuyos primeros cuatro estudios indican la presencia de sangre en el Vino consagrado; sin embargo, de éste ofrecerá detalles a su debido tiempo, por la seriedad con que se debe llevar una investigación de este tipo. “Sólo deseo decir que, el hecho de comprobar que en las efusiones que presentan estas Hostias consagradas se identifica sangre fresca y tejido vivo, me impacta, me fascina, toca lo más íntimo del ser. En cada Comunión viene a mi mente la frase de Jesús: ‘El pan que yo daré es mi carne’. Participo de la Eucaristía cada día, y cuando comulgo mi pensamiento es: ‘Voy a recibir a Cristo, el mismo que estuvo en los brazos de María, Aquél que caminó con sus Apóstoles, el Hijo vivo de Dios vivo, quien murió y resucitó, y está a la derecha del Padre”.
Señala que hay personas que, si bien dudan de estos fenómenos maravillosos, se interrogan de una forma sincera, buscan una respuesta honesta, abiertas a todas las posibilidades, y cuando la encuentran, la comprenden y la asumen. “Sin embargo, hay otras que están predispuestas a no creer, así les des evidencias claras y les demuestres lo que quieras, ya que se acercan a los hechos con prejuicios”.
Finalmente, el Dr. Ricardo Castañón considera de suma importancia la solemnidad del Corpus Christi, sobre todo en esta época moderna, en la que el ser humano se ha alejado en demasía de la dimensión espiritual.
“Debemos anunciar al mundo que Cristo, sólo por amor, quiso permanecer entre nosotros bajo esta forma misteriosa; y para que el más escéptico no tenga dudas de que su Palabra se cumple, permite esos milagros en cualquier época de la historia, en mayor o menor medida. Hoy vivimos un momento especial de obsequios espirituales. Como investigador y converso, me alegra mucho decirle al mundo que el Dios del que hablamos los católicos tiene ojos y ve, tiene boca y habla… Y se hace presente en cada Eucaristía que se celebra en cualquier lugar del mundo. ¡No hay nada más fascinante!”
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