El Pontífice asegura que el smartphone no es la única ventana para el mundo e insta a salir de la propia habitación oscura al encuentro de los demás. Así, lo revela en el mensaje para la JMJ 2018.
Con ocasión de la próxima Jornada Mundial de la Juventud 2018 el papa Francisco exhortó a los jóvenes a soñar, discernir, dialogar con los demás para no apagarse en la oscuridad de una “habitación cerrada en la que la única ventana para ver el mundo sea el ordenador y el smartphone”.Este año, el Obispo de Roma usa las palabras del mensajero de Dios, el arcángel Gabriel, “a María, una sencilla jovencita de un pequeño pueblo de Galilea”. “El ángel, leyendo en lo más profundo de su corazón, le dice: «¡No temas!». Dios también lee en nuestro corazón. Él conoce bien los desafíos que tenemos”.“Abran las puertas de su vida”, instó el Papa. Esto significa compartir tiempo y espacio con “personas concretas, relaciones profundas con las que puedan compartir experiencias auténticas y reales en su vida cotidiana”, se lee en el mensaje firmado el 11 de febrero de 2018, Memoria de Nuestra Señora de Lourdes.
La JMJ 2018 hace parte de la preparación para la Jornada Mundial que tendrá lugar en Panamá en enero 2019. Y además coincide con el Sínodo sobre el tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Francisco indica que la Iglesia desea “comprender” y “acoger” el “don precioso” de la juventud.
No temas
¿Qué miedos tienen?, preguntó el Francisco a los jóvenes. Y asegura que ellos sufren del miedo de “ no ser amados, queridos, de no ser aceptados por lo que son”. “Hoy en día, muchos jóvenes se sienten obligados a mostrarse distintos de lo que son en realidad, para intentar adecuarse a estándares a menudo artificiales e inalcanzables”.
El Papa menciona aquellos que hacen “continuos ‘retoques fotográficos’ de su imagen, escondiéndose detrás de máscaras y falsas identidades, hasta casi convertirse ellos mismos en un «fake» (falso)”.
Asimismo, habló de la obsesión (en las redes sociales) de recibir el mayor número posible de “me gusta”. Y en este sentido, la “inadecuación produce muchos temores e incertidumbres”.
El Pontífice reveló que otros jóvenes “tienen miedo a no ser capaces de encontrar una seguridad afectiva y quedarse solos”. También el miedo a ser víctimas de “la precariedad del trabajo”, y no alcanzar “una situación profesional satisfactoria”.
“Se trata de temores que están presentes hoy en muchos jóvenes, tanto creyentes como no creyentes”.
Discernimiento
En este sentido, indicó que “resulta imprescindible el discernimiento”. “Nos permite poner orden en la confusión de nuestros pensamientos y sentimientos, para actuar de una manera justa y prudente”.
Francisco propone identificar los miedos con claridad “para no perder tiempo y energías con fantasmas que no tienen rostro ni consistencia”. “No tengan miedo de mirar con sinceridad sus miedos, reconocerlos con realismo y afrontarlos”.
La Biblia no niega el miedo
“La Biblia no niega el sentimiento humano del miedo ni sus muchas causas”. Y argumentó: Abraham tuvo miedo (cf. Gn 12,10s.), Jacob tuvo miedo (cf. Gn 31,31; 32,8), y también Moisés (cf. Ex 2,14; 17,4), Pedro (cf. Mt 26,69ss.) y los Apóstoles (cf. Mc 4,38-40, Mt 26,56). Jesús mismo, aunque en un nivel incomparable, experimentó el temor y la angustia (Mt 26,37, Lc 22,44).
La fe vence el miedo
El Papa usa las palabras de Jesús para explicar que más allá de tener miedo hay que seguir adelante. “¡Debemos reaccionar! ¡Nunca cerrarnos! En las Sagradas Escrituras encontramos 365 veces la expresión «no temas», con todas sus variaciones. Como si quisiera decir que todos los días del año el Señor nos quiere libres del temor.”.
Hablar
Francisco insiste que es “importante hablar” con otros, “hermanos y hermanas nuestros en la fe, que tienen más experiencia y nos ayudan a ver mejor y a escoger entre las diversas opciones”.
“El «otro» no es únicamente un guía espiritual, sino también el que nos ayuda a abrirnos a todas las riquezas infinitas de la existencia que Dios nos ha dado”, manifestó.
Soñar
Invitó a crear espacios en las ciudades y comunidades para “crecer, soñar, mirar nuevos horizontes”. Gozar del “encuentro, de la amistad, el gusto de soñar juntos, de caminar con los demás”.
Aseguró que los “cristianos auténticos no tienen miedo de abrirse a los demás, compartir su espacio vital transformándolo en espacio de fraternidad”.
Dios llama
El miedo se va cuando se entiende que Dios llama por “por nuestro nombre. El ángel, mensajero de Dios, llamó a María por su nombre. Subrayó en este gesto aspectos como la identidad y la vocación. “La llamada divina, al ser personal y única, requiere que tengamos el valor de desvincularnos de la presión homogeneizadora de los lugares comunes”.
Valor
El Papa pide a los jóvenes de ser valientes en el presente y reclama que Dios está con nosotros para tener fe, vivir y abrazar la vocación; “valor para vivir nuestra fe sin ocultarla o rebajarla”.
Entretanto, manifestó que el Papa confía en los jóvenes y la iglesia también. Igualmente, invitó a los chicos y chicas a confiar en la Iglesia. Y puso como ejemplo a María. “Les invito a seguir contemplando el amor de María: un amor atento, dinámico, concreto. Un amor lleno de audacia y completamente proyectado hacia el don de sí misma”.
Amar
Una Iglesia en salida, mariana, “que va más allá de sus límites y confines para hacer que se derrame la gracia recibida. Si nos dejamos contagiar por el ejemplo de María, viviremos de manera concreta la caridad”. Y también “podremos amar a quien nos resulta poco simpático”.
“Es un amor que se convierte en servicio y dedicación, especialmente hacia los más débiles y pobres, que transforma nuestros rostros y nos llena de alegría”.
La JMJ, para valientes
Al final, el Papa invitó a los jóvenes a aceptar el desafío de la JMJ que “es – indicó – para los valientes, no para jóvenes que sólo buscan comodidad y que retroceden ante las dificultades. ¿Aceptáis el desafío?”.
Por eso, el Papa presenta a la Virgen María que acompaña el camino de la Iglesia hacia los jóvenes, especialmente en las próximas citas pastorales, incluido el pre- Sínodo de marzo y el Sínodo de octubre 2018.
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