
En ese mismo año, una mujer se dirigía a la capilla a las 3h de la madrugada para hacer su turno de Hora Santa, cuando seis soldados la interceptaron, cuestionaron su presencia en la calle a esas horas y dudaron de que ella estuviese yendo a una capilla cuando todo estaba cerrado.
Ella les invitó a acompañarla. Cuando llegaron a la capilla, los soldados se quedaron sorprendidos al ver a otras seis mujeres haciendo adoración eucarística a las tres de la mañana – y aún más cuando una de ellas les dijo lo siguiente:
“¿Ustedes piensan que nos están protegiendo? Nosotros estamos orando por ustedes las 24 horas del día”.
Uno de los soldados, dejando el arma, comenzó a llorar y cayó de rodillas ante el Santísimo Sacramento. En la madrugada siguiente, a las 3h, ese mismo soldado, vestido de paisano, estaba de rodillas en la capilla, haciendo su hora santa ante el Santísimo Sacramento de la Eucaristía y “llorando mares de lágrimas”.
Ciudad Juárez ha ido experimentando una caída acentuada de la tasa de homicidios. Hasta 2010, el lugar aparecía frecuentemente en el ranking de las 10 ciudades más violentas del mundo. En los últimos anos, has salido de la lista y ocupa posiciones mejores que varias ciudades del llamado “primer mundo”, como las norteamericanas Baltimore y New Orleans.
Aun así, el número de homicidios en Ciudad Juárez sigue siendo alto y continua exigiendo firmes esfuerzos por parte del gobierno y mucha oración por parte de los cristianos – pero descendió de 3.766 en 2010 a 256 en 2015.
Dios siempre pide que hagamos nuestra parte, y, entre las varias medidas adoptadas para superar la violencia en esa ciudad del norte mexicano, ¡parece que la adoración eucarística perpetua ha sido un arma de altísimo poder en la lucha por el bien y por la paz!
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