martes, 27 de marzo de 2018

Un minuto de esperanza: En cada tropiezo hay una enseñanza y un tesoro escondido


Todos los cristianos hemos pasado por una noche oscura del alma, en donde las dudas y temores nos asaltan pero debemos confiar en Dios


La esperanza para un cristiano debe ser muy superior a la de una persona del mundo. En lugar de desear o esperar que algo suceda, un verdadero creyente sabe que su esperanza es sólida y concreta porque se basa en la Palabra de Dios, en todas su promesas y sabemos que Dios no puede mentir
"Dios no es un hombre, para mentir; ni es un mortal, para desdecirse: ¿Acaso Él dice y no hace, promete una cosa y no cumple?". (Números 23,19)
Los cristianos tenemos una esperanza que es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". (Hebreos 11,1). Esta sólida esperanza es como la fe, que no puede ser movida por las circunstancias o lo que ven los ojos, porque un Dios invisible pero poderoso se hace presente en nuestra fidelidad.
El gran apóstol San Pablo puede darnos el mejor ejemplo de esperanza en el capítulo 8 de Romanos. Siempre que encuentres desesperanza en la vida y veas el abatimiento rondarte para sembrarte sinsabores y tristezas, detente un poco y dirígete a Romanos 8,24-25, donde San Pablo expresa:
"Porque solamente en la esperanza estamos salvados. Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia". (Rom 8,31).
Si confías en que Dios permanece a tu lado, ¡tu esperanza está asegurada!
Pienso que cada cristiano ha pasado o pasará por su noche oscura del alma, donde las dudas y temores lo asaltan y estallan en la profundidad de su interior, cobijándole en la nada, sintiendo el olvido, pero esos miedos pueden extinguirse con el simple hecho de permanecer firmes en la Palabra de Dios y confiar en todas sus promesas de vida.

Minuto de fe y esperanza

Puede que la vida te dé algunos tropezones de vez en cuando y te lance al suelo, pero tú decides si levantarte o no con mejor ánimo.
Detrás de cada tropiezo, de cada situación incómoda que genere frustración, hay una enseñanza escondida que Dios quiere que descubras.
Hoy tienes la oportunidad de comenzar de nuevo y de hacer las cosas mucho mejor que ayer, tomando una mejor actitud y confiando en el Poder de Dios.
Confía en su Palabra:
"No se preocupen por el mañana, porque el mañana traerá sus preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas". (Mt 6,34)
¿Caíste? No te preocupes, agárrate de la mano de Dios y permite que su fuerza te levante. Él tiene el poder para sostener tu mano y tu corazón.
Amén

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