viernes, 27 de abril de 2018

Nuestras caídas en la pureza no pueden más que la misericordia de Dios (+18)



Crystalina Evert, de quien ya hemos puesto otros videos antes, nos cuenta su historia personal acerca de lo que para ella era el amor hace algunos años y lo que ahora significa en su vida. Es una producción de OneBillionStories, que hace algún tiempo viene registrando experiencias de vida alrededor del mundo.

Crystalina hace algunos años ella dedica parte de su tiempo a hablar a jóvenes y dictar conferencias junto a su esposo Jason Evert sobre el amor rectamente entendido, sobre la sexualidad y sobre el valor de la castidad. El video que les presentamos hoy es la primera parte de un testimonio acerca de la propia valoración, la confianza, el perdón y el amor.

Llama la atención su libertad y apertura para hablar de estos temas, que comúnmente no son fáciles de tratar; además de tener la valentía para expresar un testimonio que puede parecer para el mundo de hoy “anticuado”, “desfasado”, “pasado de moda” o simplemente “una utopía o fantasía”. Sin embargo, creo que tiene mucho para decir y para reflexionar.
Les pongo a continuación unas ideas que me surgieron después de escucharla:

1. ¿Es posible amar de verdad?

No es raro hacerse hoy esta pregunta. Especialmente cuando se evidencian traiciones, egoísmos, resentimientos, desconfianzas, odios, y más áun cuando se han tenido experiencias de frustración en las relaciones familiares, de amistad o de pareja. No es ajena tampoco la actitud y el mecanismo de la desconfianza, las barreras que se ponen a los demás, los rencores y las dudas frente a las personas que nos han hecho daño; lo que conlleva a una conclusión determinante: «No se puede confiar en nadie» «El amor no existe» «El amor no es posible». «Nadie es capaz de amar de verdad», «nadie me quiere ni me valora como soy». Esta experiencia interior es frustrante, nos hiere, porque en el fondo de nuestro corazón anhelamos ser amados y valorados, en lo más profundo de nosotros algo nos dice que debemos buscar ser amados, sin embargo la respuesta no está en lo que el mundo muchas veces nos ofrece, un amor superficial, efímero, disfrazado, que tiene en el fondo mezquindad y egoísmo, que posee una capacidad de ilusionar pero que es insuficiente o que termina haciendo mucho daño. Cristalyna, una joven en búsqueda de seguridad afectiva, desilusionada por la carencia de un amor seguro y estable en su familia, termina -como ella misma lo dice- perdiendo el respeto a sí misma, ofreciendo e intercambiando su valor e integridad, para conseguir muy poco a cambio, llevándola a experimentar el vacío, el miedo, la tristeza e incluso a pensar que no había solución a su situación.

2. La lógica del amor de Dios

Hay quizá alguno que sienta que su vida en este momento se encuentra en un estado similar de vacío, inseguridad, o quizá lo sucedido quedó atrás y se ha recurrido al “borrón y cuenta nueva” y se ha tratado de dejar en el olvido; aunque tan solo pensar en ello nos remite a una experiencia dolorosa – como duele una herida que no ha cerrado-; puede ser también el caso de quien no haya tenido experiencias así y no se identifique con este tipo de testimonios. Sea cual sea la situación, es importante levantar la mirada a lo alto y con los ojos de la fe volver a Dios. ¿Qué dice Dios en estas circunstancias? ¿Qué me dice a mí que he sufrido, que sufro o he hecho sufrir a alguien? ¿Qué tiene para decirme hoy Dios sobre el amor y la confianza? ¿Hay alguna esperanza para mí, para encontrarme nuevamente? Creo que es mucho lo que Él tiene para decirnos y para ofrecernos. Recordemos y pensemos en algunos de los encuentros que tuvo Jesús con personas que pasaban por momentos similares, de frustración, de dolor, de sentirse desesperados por cómo estaban llevando su vida. Cómo no pensar en la Samaritana, en la adúltera, en Zaqueo, entre otros pecadores. A todos ellos, Jesús los recibió con misericordia, compadeciéndose de su situación y ofreciéndoles el perdón y la salvación. En ningún momento acudió a una justicia legalista, no los miró con rencor ni resentimiento, incluso conociendo de la gravedad de sus faltas. La lógica de Jesús es de amor incondicional, profundamente misericordioso, que no pide nada a cambio, que no se fija en el pecado, sino que busca rescatar a la persona y renovarla. ¡Qué distinta la manera de amar de Jesús a las maneras que tenemos los hombres muchas veces, que medimos cuánto amar, que pedimos cuentas, que esperamos algo a cambio, que nos cuesta perdonar y mucho más olvidar la ofensa recibida y también la que hemos hecho!

3. Amar sin remordimientos

Este es el título de una conferencia dictada por Crystalina y su esposo hace muchos años a un grupo de jóvenes, en la que luego de contar sus caídas, sus equivocaciones y sus fallas en relación al amor, relatan cómo tras encontrarse con el Amor – con el Señor Jesús – encontraron un camino de amor auténtico, de amor puro; se les abre un horizonte hermoso, en que no importa qué hicieron, que han dejado de hacer, sino que lo importante es lo que se presenta de ahora en adelante. Pueden amar sin remordimientos porque han encontrado el amor que los ha sanado, han sido perdonados, el encuentro con la misericordia de Dios les ha permitido ser hombres nuevos, como si volvieran a nacer, dispuestos a construir y a amar sin medida. Es la experiencia de los santos, hombres como cualquiera, frágiles y pecadores, muchos de ellos con faltas graves, pero que les fue devuelta la confianza al encontrarse con el Amor de Dios, que les abrió además la posibilidad de entregarse con un amor radical y generoso en el servicio apostólico. Lo anterior es lo que nos sostiene en la esperanza, saber y confiar que el amor es real, que el amor existe y que viene de Dios. Podemos haber caído muy profundo, podremos estar heridos por nuestras culpas y pecados, heridos por el daño recibido, nos podemos sentir las personas más miserables, pero siempre podremos levantar la mirada y encontrarnos con un amor que renueva, que transforma nuestra vida y que nos levanta. San Pablo, que puede dar testimonio de ello lo menciona en una de sus cartas «donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rom, 5, 20). Él arrepentido de sus caídas, fue encontrado por la misericordia divina, renovándolo y convirtiéndolo en un gran santo.
Aquí pueden encontrar la segunda parte del video:

Dinámica
Dedicate un tiempo en silencio y pídele a Dios que te ayude a tomar conciencia de aquellas experiencias, situaciones o actitudes que te han herido, te hieren y que te hacen daño. Pídele perdón y busca también su perdón a través del Sacramento de la Reconciliación. Recuerda que este es un medio muy especial que Dios nos ofrece para darnos su Gracia y que nunca es tarde, no hay nada que Dios no pueda perdonarnos.

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