La
imagen de un templo católico con todas sus imágenes cubiertas con telas
de color púrpura puede ser una experiencia impactante para algunos
fieles, acostumbrados, como es natural a la belleza empleada por la
Iglesia para transmitir una idea de la grandeza de Dios. Esta costumbre,
que sólo se practica en algunos lugares desde el Domingo de Ramos hasta
antes de la Vigilia Pascual, encierra varios significados y honra una
tradición que se originó en el siglo XVII.
Iglesia de Santa María, La Antigua, en Cincinnati, Estados Unidos. Foto: NLM. |
Una interpretación puede ser la ocultación de la gloria de Dios durante los sucesos trágicos de la Pasión, según los escritos del Abad Prosper Guéranger (siglo XIX): Esta ceremonia "expresa la humillación a la cual nuestro Salvador se sometió, como es relatado en el Evangelio del Domingo de la Pasión del Señor" (Domingo de Ramos). De hecho, el momento más usual para cubrir las imágenes es la víspera de dicha solemnidad.
Altar mayor de la iglesia de Santa María del Perpetuo Socorro, Chicago, Estados Unidos. Foto: NLM. |
Un sentido adicional mencionado por el P. Erlenbush estaría vinculado a la ausencia de celebración eucarística el día Viernes Santo. "En este tiempo en el que nos adentramos místicamente en las realidades históricas de los últimos días de Jesús, no es adecuado tener una imagen, signo o sacramento de la Cruz presentado a los fieles". La identificación de la Eucaristía con la Pasión de Cristo es el motivo ofrecido por Santo Tomás de Aquino para explicar la ausencia de la Eucaristía en el Viernes Santo, ya que se trata del mismo misterio que se revive sacramentalmente. "De una manera análoga, es adecuado que, como el año litúrgico recuerda los eventos que llevaron hacia la Crucifixión, la Iglesia oculte las imágenes de la Cruz de la visión de los fieles", concluyó el sacerdote.
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