Llegó a Lima, Perú, para conocer de cerca una realidad que impacta a América Latina y que tiene a la Iglesia también como protagonista
La famosa actriz y estrella de Hollywood Angelina Jolie, lejos del cine de acción y aquel recordado papel en “Tomb Raider”, lució sencilla, sin maquillaje y emocionada luego de ponerse en contacto con una dura realidad que por estas horas conmueve a América Latina: el éxodo del pueblo venezolano.
En este caso, en las últimas horas arribó a Lima, Perú, para recorrer el albergue “Sin Fronteras”, lugar en el que permanecen varios venezolanos que arribaron al país huyendo de la crisis humanitaria.
Fue ahí donde permaneció largo rato escuchando historias y testimonios de migrantes y refugiados que la sensibilizaron y la sorprendieron.
“Muchos aquí se vinieron a pie, muchos se vinieron caminando 17, 23 días… Yo después de escuchar esas historias, creo que me vine como una reina. Me vine con dólares y en bus porque mi familia todavía podía. Al llegar aquí vi las historias de cada uno (…) Acá hubo mucha gente con niños, que ponían palos para hacerles hamacas para dormir, muchas personas sin zapatos, sin ropa, con ronchas y llagas”, le dijo una de las mujeres migrantes que mantuvo un breve coloquio con ella, reproduceEl Comercio.
Efectivamente, Jolie arribó a Perú para una visita de tres días debido a su rol como embajadora de buena voluntad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Durante su estadía, la enviada especial “se reunirá con refugiados, representantes del Gobierno peruano y con organizaciones que contribuyen a la respuesta humanitaria”, recuerda un comunicado de ACNUR.
Al mismo tiempo, además de conversar sobre los desafíos que enfrenta Perú como país de acogida, la actriz “visitará programas que proveen asistencia y protección a los solicitantes de asilo, refugiados y a familias que están acogiendo a venezolanos”.
“Yo lo que quiero es que la gente sepa que ustedes no se han ido de Venezuela porque querían conseguir un mejor trabajo, la situación es mucho más seria de lo que la gente cree. ¡Cómo puede ser una buena situación si dos millones y medio se han ido del país!”, dice Jolie, reproduce la prensa peruana por estas horas, una mujer que confesó que su experiencia en Camboya durante el rodaje de “Tomb Raider” en 2001 le tocó el corazón y desde ese momento se planteó apoyar a diversas crisis humanitarias que hay en el mundo, con énfasis en la situación de los refugiados.
Iglesia peruana, casa de acogida
En tanto, mientras todo esto acontece, hace algunas semanas, a finales de septiembre, la Conferencia Episcopal de Perú y la Asociación de Misioneros de San Carlos Scalabrinianos inauguraron la Casa de Acogida al Migrante, una iniciativa a favor de los venezolanos (más de 400.000 personas en base a datos de Migraciones), y migrantes de otros países, que huyen de su tierra para buscar en Perú un futuro mejor, una respuesta más la mano tendida y los esfuerzos que se están haciendo desde varios lugares del continente para atender algo que se ha posicionado en todos lados como tema de conversación.
Según confirmó el padre Luiz Do Arte a Aleteia, director de la casa de acogida, “la realidad de la movilidad humana es tan variada que pueden llegar en un solo día varias persona, como también una o dos”, por lo que no hay un número de exacto en cuanto a las personas que llegan de forma diaria.
“Lo que se ofrece es acogida: lugar para dormir, desayunar, cenar”, indicó. En cuanto a la percepción que tienen los venezolanos, al igual que otros migrantes, con respecto a lo que se está haciendo con ellos en Perú, respondió: “Las personas migrantes agradecen más la actitud de acogida, hospitalidad, buen trato”. “Se sienten reconocidos como personas, se sienten sujetos del proceso. No son objetos a ser atendidos”, prosiguió.
“Lo que más me marcó hasta el momento son las expresiones de agradecimiento por haber brindado atención, escucha”, señala al reflexionar sobre los días que lleva abierta esta casa y que lo que más le conmovió de momento es cuando ellos le dicen “que se sienten escuchados, comprendidos y que pueden salir adelante”
La casa de acogida es solamente una pequeña parte de la labor que está realizando la Iglesia en Perú con respecto a quienes vienen de lejos, que hasta el momento ha desempeñado un rol más que protagónico, aunque sin tantos flashes y alborotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario