Un nuevo accidente cobra la vida de una joven que cayó del balcón de un piso 27 en búsqueda de “la gran foto”
Lamentablemente, el afán por lograr “la mejor selfie” sigue trayéndonos malas noticias. El fin de semana pasado falleció en la Ciudad de Panamá una joven de nacionalidad portuguesa al caer del balcón de un piso 27 mientras se tomaba una “autorretrato”, hecho que se hizo viral en la redes sociales porque quedó registrado en video.
Según el diario local La Crítica, testigos del hecho aseguraron que unos obreros que estaban cerca le gritaron a la chica que se bajara, pero no escuchó o hizo caso omiso de la advertencia.
Pocos minutos después, cayó al vacío, presuntamente empujada también por una fuerte ráfaga de viento.
Sin duda, esta tragedia tiene cuestiones más profundas que simplemente decir, como se lee en las redes sociales, “¡Qué imprudencia, ¿quién la manda a subirse allí?”. Las redes también ejercen presión de forma directa o indirecta a los jóvenes de hoy.
El caso del fin de semana no es un hecho aislado, han ocurrido otros accidentes en barcos, acantilados y estaciones de trenes, unos menos graves que otros.
Según una investigación de la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos publicada en octubre de 2018, 259 personas murieron entre 2011 y 2017 tratando de tomarse una selfie perfecta o en situaciones extremas.
Estos datos nos llevan a reflexionar:
- ¿Por qué una persona es capaz de hasta poner su vida en peligro por una foto de sí misma?
- ¿Cuán lejos se puede llegar en la búsqueda de la aceptación?
- ¿Por qué cada día los jóvenes sienten más la presión de mostrar su mejor ángulo o la mejor foto?
- ¿Ser versus aparentar?
- ¿Es simple vanidad o va más allá?
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Definitivamente es un tema complejo y aquí en Aleteia conseguirán varios artículos. Se considera un tema superficial y hay muchos aspectos psicológicos involucrados.
Por supuesto, no estamos hablando de la auto-foto ocasional que le puedes mandar a un amigo para mostrarle que estás en el local favorito de ambos o algo parecido, sino de la persona que no para de tomarse fotos para publicarlas (y puede tener más de 20 tomas de cada una en esa búsqueda de la “perfección”), que siente la necesidad de chequear a cada rato cuántos likes le dan, que puede perder noción de lo que lo rodea por concentrarse en su foto o que falla en sus compromisos sociales por esta misma razón (por ejemplo, llegar constantemente tarde al trabajo o a la escuela por estar sacando selfies del “atuendo o maquillaje del día”).
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En el pasado, expertos en salud mental advirtieron del daño que las selfiespodrían hacer. No es la foto en sí sino la razón por la que la tomas.Hoy vemos que no es exagerado decir que puede ser hasta un asunto de vida o muerte.
En algunos casos puede ser una muestra de problemas como narcisismo, llamado de atención, soledad, falta de confianza en sí mismo, entre otros.
O también puede generar nuevos padecimientos como ansiedad o depresión, sobre todo si la persona no obtiene la respuesta que esperaba de los demás, presionándose a “ser cada día mejor” sin necesidad.
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Algunos influencers se han valido del humor para hacer fotos tipo Instagram Vs Vida real. En algunos casos es para hacer un válido llamado de atención a lo que está sucediendo y a que no se crean todo lo que ven en redes; pero en otros, pareciera mas una burla donde, además, se exagera demasiado el lado “real llevándolo al extremo de parecer feo, desagradable e, irónicamente, también irreal.
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Querer salir bien en una foto no está mal, pero hay que estar atentos para que no se convierta una obsesión y algo del día a día.
Como dijo el cuerpo de bomberos de Panamá en su cuenta de Twitter luego del accidente: “Tu vida vale más que una selfie”.
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