La Cuaresma nos presenta una excelente oportunidad de fortalecernos para poder seguir luchando contra la corriente en la batalla espiritual
Todos los autos o camiones traen en el compartimiento de la guantera un programa de mantenimiento. Cambiar el aceite de motor, rotar y balancear las llantas, y el resto de los chequeos del motor mantienen el vehículo en excelentes condiciones.
El miércoles de ceniza comenzamos una de los tiempos con más prácticas del año litúrgico Católico.
La Cuaresma nos brinda la oportunidad de abrir nuestro programa de mantenimiento personal y observarnos profundamente mientras hacemos nuestro viaje hacia la vida eterna.
Cuaresma: batalla continua contra el pecado
La vida espiritual no es una empresa fácil debido a nuestra naturaleza humana que se encuentra herida. Es verdad que el Bautismo lava nuestro pecado original, pero realmente no tenemos el control completo de nosotros mismos.
San Pablo lo describe esta continua batalla de manera brillante. El plantea esta lucha como un batalla interna (Romanos 7,14-25), un tesoro en una vasija de barro (2 Corintios 4,7-18), y un aguijón para la carne (2 Corintios 12,7-10)
Debido al pecado original, una fuerza interior nos llevara siempre hacia la dirección equivocada. Es necesario un continuo esfuerzo para controlar los movimientos internos de nuestro ego y permitir que la presencia de la gracia tome el control de nuestros pensamientos, deseos y acciones.
La batalla espiritual es como nadar en un río contra la corriente. Si nos continuamos bregando o nos agarramos de una roca, la corriente nos arrastrara en la dirección opuesta.
Cuaresma: tiempo de oportunidades
La Cuaresma nos presenta una excelente oportunidad de fortalecernos para que podamos seguir luchando contra la corriente.
Una Cuaresma fructífera requiere que desarrollemos un serio plan de acción. Nuestro programa debería consistir tanto en prácticas generales que la Iglesia Católica requiere de todos los fieles, y nuestro propio programa cuaresmal.
Como una práctica general de todos los Católicos, la Iglesia nos llama a ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. También nos llaman a abstenernos de carne el Miércoles de Ceniza y todos los viernes de Cuaresma.
Además del mandato de ayuno y abstinencia que la Iglesia nos dicta, deberíamos crear un programa personal de crecimiento espiritual.
Este es nuestro programa de mantenimiento. Siempre he recomendado que trabajemos en un aspecto negativo y otro positivo.
Los pequeños sacrificios
Por aspecto negativo, me refiero a que cada persona se comprometa a abandonar algo o una serie de cosas. Este sacrificio debería ser serio y demandante.
El auto control que ejercemos en abandonar algo placentero fortalece nuestra voluntad y domina la inclinación de nuestras pasiones.
Por aspecto positivo, me refiero a que cada uno de nosotros debería realizar un acto que normalmente no haríamos en nuestro día a día.
Atender Misa diariamente, visitar enfermos, dedicar tiempo de voluntariado en la parroquia o rezar el Rosario los domingos en la noche con toda la familia son actos positivos y virtudes que han ayudado a muchas personas a mejorar en su relación con Dios.
Beneficios de la penitencia
Las prácticas de penitencia de Cuaresma tienen grandes beneficios para nuestra vida espiritual.
Una Cuaresma bien vivida, es como la limpieza que hacemos cuando comienza el verano, la cual purifica toda la suciedad que se pueda haber acumulado en nuestras almas.
Un serio compromiso de penitencia también nos ayudara a vencer nuestras adicciones, obsesiones y comportamiento compulsivo. Una verdadera Cuaresma purificara nuestra alma y nos permitirá experimentar una libertad interior más profunda.
A medida que se aproxima el inicio de otra Cuaresma, debemos examinar cuidadosamente nuestras vidas.
Usualmente nos enfocamos en examinar nuestros pecados, pero casi nunca consideramos nuestros pecados de omisión. ¿Honestamente consideramos las cosas que no hacemos?
Una forma de romper con el ciclo de la apatía es traer nuestra Cuaresma a una dimensión apostólica.
Esto puede lograrse haciendo dos firmes compromisos: Rezar el Rosario en una clínica de abortos de nuestra localidad o enfocarnos en esa persona que no asiste a la iglesia e invitarla a nuestra parroquia.
Todavía mas, tendría mucho poder si pudiésemos ofrecer nuestro ayuno, abstinencia, sacrificios Cuaresmales y nuestros Vía Crucis semanales al Señor para detener el aborto y llevar más almas de regreso a la Iglesia.
No esperes hasta el Miércoles de Ceniza para hacer tu programa de Cuaresma. Decide hoy lo que vas a ofrecer. Padres siéntense con sus hijos y asegúrense de que forman un plan de acción serio.
Tengan una reunión familiar y decidan juntos que esta será la mejor Cuaresma que hayan vivido. Reúnanse como familia todos los domingos a revisar su programa de Cuaresma. Rindan cuentas unos a otros.
Si hacen de esta su mejor cuaresma podrán ver una gran diferencia de aquí al Domingo de Pascua.
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