Dice Jesús: DE LOS CUADERNOS DE MARIA VALTORTA. CON IMPRIMATUR.
El Padre está cansado y deja que se desencadenen
los castigos del infierno porque los hombres
han preferido el infierno al Cielo y su dominador.
"La primera vez mi Padre, para purificar la tierra, mandó un lavacro de agua; la segunda, uno de sangre y ¡de que Sangre! Ninguno de los dos ha servido para hacer de los hombres hijos de Dios. Ahora el Padre está cansado y, para hacer perecer a la raza humana, deja que se desencadenen los castigos del infierno porque los hombres han preferido el infierno al Cielo y su dominador. Lucifer, los tortura para inducirles a blasfemar de Nosotros haciendo así de ellos sus hijos absolutos.
Yo querría morir por segunda vez a fin de salvarlos
de una muerte más atroz todavía...
Mas mi Padre no lo permite...
Yo querría morir por segunda vez a fin de salvarlos de una muerte más atroz todavía... Mas mi Padre no lo permite... Mi amor lo permitiría, la Justicia, no. Sabe que sería inútil. Por eso vendré a la última hora tan sólo. Mas ¡ay de aquellos que en aquella hora me han de ver tras haber escogido por su señor a Lucifer! No habrá necesidad de que mis ángeles empuñen sus armas para vencer en la batalla contra los anticristos. Bastará mi mirada.
¡Oh, si los hombres supiesen, ahora al menos, volver a Mí que soy la salvación! No deseo sino esto y lloro porque veo que nadie es capaz de hacer suyo el alzar la mirada al Cielo desde donde Yo les tiendo los brazos.
Sufre, María, y di a los buenos que sufran para suplir
al segundo martirio que el Padre no quiere que Yo cumpla.
A toda criatura que se inmola
le es concedido el salvar algún alma
Sufre, María, y di a los buenos que sufran para suplir al segundo martirio que el Padre no quiere que Yo cumpla. A toda criatura que se inmola le es concedido el salvar algún alma. Alguna... y no hay por qué sorprenderse de que sean pocas las concedidas a cada pequeño redentor si se piensa que Yo, el Redentor divino, en el Calvario, a la hora de la inmolación, de todos los miles de personas presentes mi morir, tan sólo conseguí salvar al ladrón, a Longinos y a pocos, muy poco más..."
Reflexión sobre lo que se dijo que se confía mucho
en mi oraciones para obtener algo
Reflexión sobre una conversación, que me viene a la memoria, en la que se dijo que se confía mucho en mis oraciones para obtener algo, habiendo comprobado que se ha conseguido lo que había pedido:
"No me viene por eso orgullo alguno, antes una más profunda gratitud hacia Dios que es tan bueno que permite que sepa yo recabar la felicidad de otros corazones y lo diré –en especial a aquel que esta mañana me ha confiado su pensamiento– que no es por mérito mío por lo que esto sucede. Todos, si lo quisieran, podrían alcanzar idéntica capacidad. No existe un método o estudio especial para llegar a este poder de impetración. Lo importante es hacer del propio corazón un pesebre de Belén para acoger a Jesús infante y de sí mismo una cruz para llevar a Jesús Redentor. Cuando lo llevamos así, indisolublemente, no somos sino un complemento de El y sólo Él es el verdadero protagonista de todo. El Secreto para conseguir todas las gracias que el prójimo atribuye a nuestros méritos inexistentes es únicamente esta nuestra anulación en Cristo tan completa que nuestra personalidad humana se diluya y obligue a Jesús a actuar El sólo en todo evento. No hacemos nosotros sino trasladarle las súplicas de cada uno con un beso de amor. Lo demás. El lo hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario