La casa de la Virgen María (Meryem Ana Evi en turco) es una pequeña capilla situada en las proximidades de la histórica ciudad de Éfeso (en el actual municipio de Selçuk en Turquía), que según ciertas corrientes cristianas constituyó el último refugio de María hasta su ascensión a los cielos.
Una teoría discutida
Los defensores de esta teoría creen que San Juan el Apóstol ocultó a la Virgen María en Éfeso tras la muerte y posterior resurrección de Jesús, con el fin de huir de las persecuciones que se estaban produciendo en Jerusalén. Esta hipótesis se sustenta principalmente en el hecho de que Jesús tenía en gran consideración a Juan y sería a él a quien Cristo (según estas fuentes) asignaría la labor de cuidar de María; a esto se añade el hecho demostrado que San Juan residió durante muchos años en Éfeso, donde murió y tiene aun reposo.
Esta versión es aceptada de forma extensa por los cristianos ortodoxos, pero su veracidad genera más dudas dentro de la iglesia católica que nunca ha reconocido oficialmente esta teoría (que iría contra la más extendida de que María tuvo su asunción en Jerusalén) aunque si es tolerada por la misma y de hecho la casa ha sido visitada por distintos Papas y tiene consideración de santuario y centro de peregrinación.
El sueño de una monja alemana
La localización de la casa fue dada por la monja alemana Anne Catherine Emmerich, quien a principios del siglo XIX visualizó en sueños los últimos días de la Virgen. La visión fue tan precisa, que sin haber visitado nunca Turquía consiguió describir con precisión el paisaje donde estaba ubicada la misma, permitiendo con sus relatos que varios misioneros encontrasen los restos de una pequeña casa que tradicionalmente era venerada por los habitantes de un pueblo cercano, mayoritariamente descendientes de los cristianos que residieron en el pasado en Éfeso.
Un santuario sencillo, pero pleno en espiritualidad
La actual capilla fue terminada en el año 1950 y se asienta sobre restos arqueológicos diversos, incluyendo los de una casa que es en la que se supone que residió y falleció la Virgen.
El santuario desprende sencillez tanto en su decoración interna o externa y se encuentra situado en un hermoso entorno natural pleno en calma y espiritualidad, que desborda en fieles el 15 de agosto coincidiendo con la celebración de la Asunción, momento en el que cristianos y musulmanes (los cuales también veneran a María) se juntan para celebrar los últimos momentos en vida de la Virgen. Visitantes que aprovechan para realizar peticiones a María colgando papelitos en una pared y que terminan su ruta bebiendo en una fuente a las cual se atribuye propiedades milagrosas y que cuyo preciado liquido es un souvenir altamente demandado.
Mas allá de las creencias y la veracidad o no del sacro lugar, la casa de la Virgen María nos recuerda la importancia de Turquía en la historia del cristianismo, un país que pese a la predominancia islámica actual fue cuna de muchas de las figuras esenciales de la iglesia y cuya espiritualidad es parte inherente de esta tierra plena en alma y belleza.
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