sábado, 11 de noviembre de 2017

El amor de Dios 1 Juan 4, 8)


Dios te pide: “Déjate amar por mí” 

  (Camino Católico)  con esta primera enseñanza el Seminario de Vida en el Espíritu, para cuando se termine poder recibir la Efusión del Espíritu Santo, por la que también se orara.  El tema de hoy es “Dios es amor” (1 Juan 4, 8) y por eso la interpelación que el Señor hace a cada persona es: “Déjate amar por mí”. Dios es amor y todo cuanto ha hecho, en especial nosotros, como el culmen de su creación, ha sido por Amor y para el Amor. 

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Textos complementarios para poder realizar, profundizar, y orar el Seminario de Vida en el Espíritu
Tema 1 El amor de Dios
¿Quién es Dios para mí?
Quienes participamos de un seminario de vida en el Espíritu, lo hacemos no sólo con el deseo de aprender más acerca de Dios, es decir, recibir más explicaciones sobre temas religiosos, sino que lo hacemos principalmente en busca de encontrar un avivamiento de nuestra fe y de hallar también respuestas a nuestras interrogan­tes e inquietudes más importantes, sobre temas espirituales, y el cuestionamiento más grande que toda persona se hace en algún momento de su vida es el de saber quién y cómo es Dios.
¿En qué “Dios’ creemos?
Todos tenemos, ya sea guardado o manifiesto explícitamente, un deseo profundo por conocer a Dios, y de conocerlo tal como es. Aquí estamos, entonces, dispuestos a conocer a este Ser del cual nos han hablado mucho o poco, algunas veces acercándonos a Él, y en otros, mostrándonos a un Dios muy diferente al que es en realidad, causando en nosotros que en algunos casos nos alejemos atemorizados o decepcionados del Señor, y en otros, que vivamos venerando una imagen equivocada de Dios; es decir, creyendo en otro dios que nada tiene que ver con el verdadero Dios que nos presenta la Biblia, y en especial el Evangelio que nos predicó su Hijo Jesucristo.
Iremos descubriendo, entonces, algunos de estos “rostros” o máscaras que deforman el verdadero rostro de Dios y que nosotros mismos le hemos ido poniendo.
Las imágenes equivocadas de Dios
Muchos hemos visto en nuestro Dios de alguna manera refleja­da la imagen de nuestros padres. Pero a menudo lo hacemos tan mal que nos quedamos con una idea distorsionada de Dios y por lo tanto alejada de la realidad, como cuando en un parque de diver­siones entramos a un salón de espejos: grandes superficies cónca­vas o convexas que deforman a quienes en ella se miran, redu­ciéndolos a la estatura de los pigmeos, o alargándolos curiosa­mente, o robusteciendo algunas partes del cuerpo mientras adel­gazan otras, o cambiando las facciones de modo que produzcan los más grotescos efectos.
Lo mismo hacemos muchas veces, sin saberlo, con nuestro Se­ñor.
Algunas de estas falsas imágenes de Dios son, por ejemplo:
a) Unos lo imaginan como una fuerza difusa que se extiende por doquier. Quienes lo imaginan así hacen de todo el cosmos una materialización del ser divino al modo del panteísmo.
Sin embargo, los cristianos rechazamos esa identificación de la creación con el Creador. Él está en todas partes pero  es distinto de las cosas y no se agota en ellas, para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de Él y nosotros vamos hacia Él (1 Co 8,6).
b) Otros, imaginan a Dios como un ser majestuoso, inmenso, augusto, soberano de todo cuanto existe, una especie de Rey Sol del universo, completamente despreocupado de sus súbditos, infinitamente lejano de nuestra diarias inquietudes y necesidades. Un dios insensible, extraño a la historia o en el mejor de los casos, un dios-abuelo de barba blanca que se entretiene jugando con el globo de la tierra
Efectivamente, Dios es Rey pero a la vez se hizo siervo, se redujo a la nada, tomando la condición de servidor y se hizo semejante a los hombres” (Flp 2,7)
c) Por otro lado hay una serie de imágenes que aproximan al Señor plano humano de nuestra existencia pero de modo poco grato para nosotros. Estas imágenes equivocadas son
1.      La del dios vigilante, estricto que controla todo lo que hacemos los vivientes.
2.    La del dios sádico, sólo atento a las faltas para castigarnos y demostramos así lo imperfectos y limitados que somos.
3.     La del dios contador, que lleva la cifra precisa de nuestros pecados anotándolos en su libreta, para pesarlos el día del juicio final en una balanza exactísima e imponer inflexiblemente las condenas correspondientes cuando la aguja se inclina al lado de las malas obras porque estas fueron mas numerosas que las buenas obras.
4.    La del dios policía, que nos reprime como a niños inquietos y desobedientes.
5.     La del dios déspota, que prohíbe hacer lo que nos place y nos impide ser nosotros mismos y alcanzar la felicidad
6.    La del dios colérico, vengativo, celoso del progreso de los hombres.
7.     La del dios caprichoso, que a uno salva y a otro condena sin aparente razón.
8.    La del dios permisivo, que nos consiente en todo porque en el         fondo no le preocupan nuestras faltas, ya que está demasiado   ocupado en otros asuntos más importantes que  nosotros.
9.    Esas figuras son totalmente opuestas al Dios que dijo: “No temas, yo soy tu Escudo” (Gn 15, 1). Se deben, generalmente, a experiencias desagradables que hayamos podido tener principalmente con nuestros padres, en especial nuestro padre natural, o con quien en nuestra infancia o juventud ejerció el papel de autoridad de manera inadecuada, asociando nosotros inconscientemente      esta imagen del padre humano a la del Padre celestial.
10.                       Otra serie de falsas imágenes nos presenta a un dios “domesticado” por el hombre, a un dios “tapa huecos” o “curandero”.
11.  El dios curandero, al que acudimos en busca de alivio sólo cuando algo nos duele o aflige.
12.El dios bombero, dispuesto a extinguir los “incendios” que es­tallan y que se esfuma discretamente después de cumplir su labor.
Es cierto que Dios sirve al hombre, lo acabamos de decir, pero no a la manera de un robot electrónico.
Nosotros, los cristianos, no podemos quedamos en tales repre­sentaciones de Dios. Tenemos que superarlas y rechazarlas, como rechazaron los primeros cristianos los ídolos, pues así definitivamente no es el Señor, y nosotros debemos aspirar conocerle tal como es. Y qué mejor que su propia Palabra para encontrar la respuesta a la interrogante de ¿quién es Dios? ¿Qué es lo que nos dice la Biblia al respecto?
 Dios es Amor
La primera carta de san Juan, capítulo cuatro, versículo ocho, es clara y afirma sin rodeos: Dios es Amor.
Hoy todos hablan del amor. Es una palabra tan frecuente en el lenguaje de los hombres, que corre el peligro de devaluarse. El amor no es algo que se hace, sino que se entrega de una manera libre y total de una persona a otra. Es un don de sí, dádiva al otro.
 El amor es algo que no sólo se afirma con palabras y frases poéticas, sino que se demuestra con hechos, porque es una deci­sión. Así lo entiende el Señor, y así nos lo demostró dando a su Hijo Jesús por todos nosotros: “así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3, 16). Por amor a cada uno de nosotros entregó a la muerte a su Hijo amado en quien tanto se complacía (Cf. Mc. 1, 11).
Para el Señor, el amor es darse, y darse totalmente, hasta el punto de dar la propia vida por sus amigos, que es la forma más perfecta de amar (Cf. Jn 15, 13). Él nos amó hasta el extremo (Jn 13, 1). Y amar es también ser alguien.
Dios es amor y todo cuanto ha hecho, en especial nosotros, como el culmen de su creación, ha sido por Amor y para el Amor. Y notemos que es con imágenes humanas con que el pensamiento del hombre ha visto encarnarse el amor de Dios.
Citemos algunos ejemplos:
Imagen del Padre: Sal 103, 13; 1 Co 8, 5—6
Imagen de la Madre: Is 49, 15—16
Imagen del Esposo: Is 62, 5
Imagen del Novio: Jr 2, 2
Imagen del Amigo: Jn 15,13
Dios es nuestro Padre
Esta es la gran verdad que Jesús nos revela: Que Dios es nuestro Padre, y no sólo esto, sino que quiere que tengamos una relación con él como tal.
La Biblia nos presenta al Señor como el Padre que se lanza al cuello de su hijo pródigo para cubrirlo de besos; nos dice que el Padre da cosas buenas a quienes se las piden (Cf. Mt 7, 7—11; Jn 16, 23), porque es más generoso que cualquier padre de la tierra (Cf. Lc 11, 11—13), para que comprendamos que Dios no sólo nos ama como un padre, sino que nos ama porqueÉl es nuestro Pa­dre. Veamos algunas de las características de este Amor del Padre:
a)  Es un amor PERSONAL
“Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado (...) No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú me perteneces (...) Porque tú vales mucho más a mis ojos, yo te aprecio y te amo mucho” (Isaías 43, 1.4). 
“Mira cómo te tengo grabada en la palma de mis manos” (Isaías 49, 16).
Dios ama a todos los hombres, pero también ama a cada uno de una manera personal, como cada uno necesita ser amado. Nos ama como si fuéramos sus únicos y preferidos hijos, que se alegra con nuestras alegrías y se compadece con nuestras penas.
b) Es un amor INCONDICIONAL
“Pero, ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque se encontrara alguna que lo olvidase, ¡yo nunca me olvidaría de ti!” (Isaías 49, 16).
“Los cerros podrán correrse, y moverse las lomas; mas yo no retira­ré mi amor...” (Isaías 54, 10).
La respuesta del Señor a nuestras buenas o malas obras no es el premio o el castigo; la respuesta de Dios es siempre misericordia y amor. Examínate, cómo te encuentras ahora, cómo has sido an­tes. No importa lo que hayas sido en el pasado o seas en el presen­te: pecados, vicios o defectos. Él te ama incondicionalmente, por­que su amor no cambia por lo que hagamos ni por lo que nos ocu­rra en la vida.
Esto es de suma importancia para todos nosotros, pues en cuán­tas oportunidades nos podemos haber sentido alejados del Señor luego de haber cometido un gran pecado o falta, y hemos pensado que Él ya no quiere saber nada de nosotros porque le hemos fallado, y que por lo tanto no merecemos ni siquiera invocarle porque estamos “manchados”. Pues así le hayas fallado a Él y a los demás una y mil veces, el Señor nunca dejará de amarte. Él no te ama por lo que haces, sino por lo que eres, y tú eres su hijo.
En realidad, incluso todo fracaso, problema y hasta pecado en tu vida puede convertirse en una oportunidad para ti a fin de que experimentes el amor que te tiene Dios y que es siempre fiel.
No necesitas aparentar algo diferente de lo que tú eres para que Dios te ame. Él te ama como eres. No te pide cambiar o ser santo para amarte. Es su amor el que te hará cambiar y ser santo. Dios te ama con tus cualidades y defectos. Él no te ama o te deja de amar portus cualidades y defectos, por tus triunfos, o por tu santidad, sino contus cualidades y defectos, porque en su infinita omnipo­tencia, hay una sola cosa que Él no puede hacer, y esa es dejar de amarte. Él es AMOR.
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? (...) Pero no; en todo esto saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó. Yo sé que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espi­rituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartamos del amor de Dios” (Romanos 8, 35.37—39).
c) Es un amor que busca LO MEJOR PARA TI
Dios ciertamente te ama como eres, pero porque te ama tanto, no te quiere dejar así. Él quiere algo mucho mejor para ti.
 “A Dios, cuya fuerza actúa en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos...” (Efesios 3, 20).
Porque te ama, Dios quiere lo mejor para ti y tiene un proyecto para tu vida que hizo con toda sabiduría y amor.
¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que el Señor espera de ti? ¿Cuál es la misión que él te quiere dar?
La riqueza del amor de Dios por nosotros es tan grande que Él ya nos tiene preparado para nosotros un camino lleno de bendicio­nes, porque en su misericordia no se ha fijado en nuestras limita­ciones, pecados e infidelidades, sino que nos ha tomado en cuenta para realizar su obra en el mundo. No lo merecemos, pero Él ha decidido llamamos a nosotros. Por eso es que estamos aquí.
Este plan supera ampliamente lo que tú te imaginas o puedas pensar para tu bien, y lo irás descubriendo en la medida en que vayas caminando por esta nueva vida en el espíritu, y que se inicia precisamente en el momento en que experimentamos el amor de Dios.
Porque aquel que experimenta en su vida el amor de Dios, no puede ser ya la misma persona. Su vida es transformada radical­mente. Ha nacido de nuevo, y descubre entonces toda esa inmensa riqueza de gracias y bendiciones que el Señor le tiene preparado en esta vida como anticipo de la gloria eterna que disfrutará en su presencia.
d) Es un amor que toma siempre la INICIATIVA
“En esto está el amor: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nues­tros pecados” (1 Juan 4, 10).
 “Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a uste­des...” (Juan 15, 16).
 Dios te ama y lo único que te pide es que creas en Él, en su amor, y confíes en sus proyectos más que en los tuyos.
 Hasta hoy quizás has estado haciendo con tu vida lo que tú querías. Decidías hacer o dejar de hacer esto y aquello. Y hacien­do las cosas a tu manera has podido comprobar los resultados.
Si tú le abres las puertas de tu corazón al Señor, tienes que dejarte conducir por El y empezar a hacer las cosas a su manera, y Él, que te ama más que nadie, sabrá conducirte mejor que nadie para que no vuelvas a vivir en la oscuridad.
 Y lo primero que el Señor te pide no es que le ames, sino que te dejes amar por Él. No tienes que hacer nada para ganarte su amor. Él ya te ama. Más bien, déjate amar por el Señor para que ese amor empiece a transformarte.
 Él es el Buen Pastor, es la Luz; Él es la resurrección y la vida. Él es el perdón, la misericordia. Él es el Amor.
Creer en Dios y conocerlo en verdad
Hemos mencionado que el Señor desea, como nuestro Padre que es, tener una relación personal con cada uno de nosotros. Y esto es fundamental para ti.
 ¿De qué te sirve tener un gran concepto de Dios, así sea el co­rrecto y sin máscaras, si él sigue siendo un gran Extraño en tu vida? Pues no te servirá de mucho.
Y es que lo más importante para el cristiano es tener una rela­ción con el Señor;es decir, que Él sea parte de tu diario vivir, que lo hagas partícipe de todo lo que haces y vas a hacer. Eso es tener una auténtica relación con el Señor. Eso es hacerlo tu Señor.
Pero para que Dios, tu Padre, deje de ser ese «Extraño» —o «Gran Extraño»— de tu vida, tiene que ocurrir algo indispensable, y es que lo conozcas. Y conocer a Dios es mucho más importante que creer intelectualmente en él, pues su Palabra nos dice que hasta “los demonios también creen, y tiemblan” (Stg 2, 19).
Conocer al Señor es lo necesario, conocerle es lo que hará cam­biar tu vida. El que conoce verdaderamente al Señor, deja de ser ya la misma persona de antes.
 Por ello san Pablo rogaba al Señor “que sean capaces de com­prender, con todos los creyentes, cuán ancho, y cuán largo, y alto y profundo es, en una palabra, que conozcan este amor de Cristo que supera todo conocimiento” (Ef 3, 18—19).
 La pregunta que deberías hacerte en este momento es: ¿Y cómo puedo yo conocer a Dios?
 De lo que se trata aquí es de encontrar, no ya pruebas de que el Señor nos ama, sino de encontrar el camino para recibir el Amor del Padre. Puede haber varias o muchas formas de recibir este supremo, incondicional y personal Amor de Dios, pero todas pa­san necesariamente por la experiencia personal.
Nadie puede conocer a Dios sin haber experimentado su amor. Por ello, bien nos dice san Juan: “El que no ama no ha conocidoa Dios, pues Dios es amor” (1 Jn 4, 8).
Busca tener esa experiencia propia del amor de Dios,. de cuánto te ama el Señor, y ella te convencerámás que mil pala­bras y testimonios. Y esa experiencia marcará tu vida para siem­pre.
 Conclusión del tema
·      Muchos de nosotros nos hemos ido formando, quizás durante años, una imagen totalmente distorsionada de Dios.
·      Pero debemos descubrir, a través de nuestra propia experien­cia el verdadero rostro de Dios, nuestro Padre: Dios nos ama personal e incondicionalmente, no por nuestros méritos, sino porque Él es Amor.
Citas Bíblicas
EL AMOR DE DIOS
"Que así puedan comprender con todo el pueblo santo cual ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo, pido pues que conozcan ese amor que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios"
Ef 3, 18-19
Idea sobre quien es Dios
En lo religioso-
·      Dios Imagen, resucitado o crucificado pero muerto en nuestro corazón.
·      Dios que resucitó pero que se fue y nos abandonó, indiferente.
·      Dios muerto, no existe, si no por que ocurren las cosas que pasan en nuestra vida.
·      En lo personal.-
·      Dios que es su propia creación. (1 Cor. 8,16)
·      Dios inconsciente, que hace lo que le da la gana y juega con su creación (Fil. 2,7)
·      Dios vigilante, austero, tacaño.
·      Dios sádico, a tal falta tal castigo.
·      Dios contador, lleva la cuenta de nuestros pecados para enrostránoslo y pasarnos la factura.
·      Dios policía, que reprime a sus hijos.
·      Dios colérico, vengativo, celoso del progreso de los hombres
·      Dios caprichoso que salva a unos y condena a otros porque le da la gana.
·      Dios complaciente que todo la da igual, no le preocupa lo que hagamos.
·      Dios farmacéutico, al que acudimos cuando algo nos molesta
·      Dios bombero que solo aparece cuando hay algo que hacer y después se va.
Dios es amor.
Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel.
No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú eres mío.
Is 43, 1
Dios dijo a Moisés: "Yo soy: YO SOY." "Así hablarás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes.
Ex 3, 14
El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.
1 Jn 4,8
Pero ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo nunca me olvidaría de ti.
Is 49, 15 - 16
Mira cómo te tengo grabado en la palma de mis manos. Y nunca dejé de pensar en tus murallas: Yo me aparecí a él de lejos. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad.
Jer.31, 3
Den gracias al Señor, porque él es bueno, porque su amor es eterno.
Salmo 136. 1
Porque tu vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas; por ti entregaría pueblos, porque te amo y eres importante para mí.
Is 43, 4
Y, sin embargo, Yavé, tú eres nuestro Padre, somos la greda que tus manos plasmaron, todos nosotros fuimos hechos por tus manos.
Is 64, 7
Prueba del amor de Dios
Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Rom 5,8
¿Cómo voy a tener este gusto, ahora que mi esposo y yo estamos tan viejos? Pero el Señor le dijo a Abran ¿Porque se ríe Sara? ¿No cree que pueda tener un hijo a pesar de su edad? ¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? El año próximo volveré a visitarte y para entonces Sara Tendrá un hijo.
Gen 18, 12b - 13
Y Dios le dijo "Toma a Isaac tu único hijo al que tanto amas, y vete a la tierra de Moria. Una vez allá, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que Yo te señalaré"
Gen 22,2
El Ángel le dijo: No le hagas ningún daño al muchacho porque ya se que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo
Gen 22,12
Mientras se escuchaban estas palabras del Cielo: "Tú eres mi Hijo, el Amado, mi Elegido."
Mc 1, 11
Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados.
1 Jn 4, 9-10
¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. [17].Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.
Jn 3, 16 - 17
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de salir de este mundo para ir al Padre, como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Jn 13,1
Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor.
Jn 15,9
El nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de su Hijo amado.
Col 1.13
¿Cómo te ama Dios?
Como Padre
Como la ternura de un padre con sus hijos es la ternura del Señor con los que le temen.
Sal 103, 13
Ciertamente la gente habla de dioses en el cielo o en la tierra, y en ese sentido hay muchos dioses y señores. 6 Pero para nosotros hay un solo Dios, el Padre: todo viene de él y nosotros vamos hacia él. Y hay un solo Señor, Cristo Jesús: todo depende de él y de él dependemos nosotros.
1 Cor 8, 5-6
Como esposo
Como un joven se casa con una muchacha virgen, así el que te reconstruyó se casará contigo, y como el esposo goza con su esposa, así harás las delicias de tu Dios.
Is 62, 5
Como novio
Así dice Yahvé: «Aún me acuerdo de la pasión de tu juventud, de tu cariño como de novia, cuando me seguías por el desierto, por la tierra sin cultivar»
Jr 2, 2
Como amigo
No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos.
Jn 15, 13
Como verdadera madre
Pero ¿puede una mujer olvidarse del niño que cría, o dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues bien, aunque alguna lo olvidase, yo nunca me olvidaría de ti.
Is 49, 15 - 16
Dios Padre es todo amor
Pidan y se les dará: busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama. ¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan!
Mt 7, 7 - 11
Cuando llegue ese día ya no tendrán que preguntarme nada. En verdad les digo que todo lo que pidan al Padre en mi Nombre se lo concederá.
Jn 16, 23
¿Habrá un padre entre todos ustedes, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? .Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará Espíritu Santo a los que se lo pidan!
Lc 11, 11 - 13
Como es el amor de Dios
Personal
Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel.
No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú eres mío.
Is 43, 1
Mira cómo te tengo grabado en la palma de mis manos. Y nunca dejé de pensar en tus murallas: Yo me aparecí a él de lejos. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad.
Jer.31, 3
Porque tu vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas; por ti entregaría pueblos, porque te amo y eres importante para mí.
Is 43, 4
Incondicional
Voy a hacer como en el diluvio de Noé, cuando juré que las aguas no pasarían más sobre la tierra. Así, juro yo no enojarme más contigo ni amenazarte nunca más. Los cerros podrán correrse y bambolearse las lomas; mas yo no retiraré mi amor, y mi alianza de paz contigo no se bamboleará dice Yahvé, que se compadece de ti.
Is 54, 9 - 10
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó. Yo sé que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Rom 8,35.37-39
Busca lo mejor para ti
Que sean capaces de comprender, con todos los creyentes, cuán ancho, y cuán largo, y alto y profundo es, en una palabra, que conozcan este amor de Cristo que supera todo conocimiento. En fin, que queden colmados hasta recibir toda la plenitud de Dios. A Dios, cuya fuerza actúa en nosotros y que puede realizar mucho más de lo que pedimos o imaginamos.
Ef 3, 18 - 20
Toma siempre la iniciativa
En esto está el amor: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados.
1 Jn 4,10
Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi Nombre.
Jn 15, 16
Encuentro personal con Dios
¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan".
Stg 2, 19
El Señor ama lo justo y lo recto; ¡su amor llena toda la tierra!
Sal 33.5
De lejos Yahvé se le apareció: Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti.
Jr 31, 3
Porque esto dice Yavé: ¡Aquí estoy, soy yo! Vengo en busca de las ovejas, yo me ocuparé de ellas como el pastor que se ocupa de su rebaño el día en que se encuentre en medio de sus ovejas en libertad. Yo también me ocuparé de mis ovejas y las sacaré de todos los lugares por donde se dispersaron ese día de negras nubes y tinieblas. Haré que salgan de los otros pueblos, las reuniré de diferentes países y las conduciré a su propia tierra. Haré que ramoneen por las montañas de Israel, en los valles y en todas las praderas del país. Sí, haré que ramoneen en un buen potrero, en las altas montañas de Israel, descansarán en un buen corral y se alimentarán en fértiles praderas de las montañas de Israel; yo mismo me preocuparé de mis ovejas, yo las llevaré a descansar, palabra de Yavé. Buscaré a la que esté perdida, volveré a traer a la que esté extraviada, curaré a la que esté herida, reanimaré a la que esté enferma, velaré por la que esté sana; las cuidaré con justicia.
Ez 34, 11 - 16
Por nuestra parte, hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es amor: el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
1º Jn 4, 16
En el amor no hay temor. El amor perfecto echa fuera el temor, pues hay temor donde hay castigo. Quien teme no conoce el amor perfecto.
1 Jn 4, 18
El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo y borrosamente, pero un día veremos cara a cara, mi conocimiento es ahora imperfecto pero un día conoceré a Dios como El me ha conocido siempre a mi tres cosas hay que son permanentes, la Fe, la Esperanza y el Amor, pero la mas importante de las tres es el Amor
1 Cor 13, 4 – 8; 12 - 13
¡Yahvé, tu Dios, está en medio de ti el héroe que te salva! Él saltará de gozo al verte a ti y te renovará su amor. Por ti danzará y lanzará gritos de alegría como lo haces tú en el día de la Fiesta.
Sof 3, 17 y Lucas 15
¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? [32].Si ni siquiera perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos va a dar con él todo lo demás? [33] ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios mismo los declara justos. [34] ¿Quién los condenará? ¿Acaso será Cristo, el que murió y, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios intercediendo por nosotros?
Rom 8, 31 - 39
Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios.
Ef 5.2
[3].Empeñémonos en conocer a Yavé. Su venida es tan cierta como la de la aurora, y su intervención, tan repentina como la llegada del día. Llegará como la lluvia, como el aguacero que riega la tierra.
Oseas 6, 3
20. [6]. Pero me muestro favorable hasta mil generaciones con los que me aman y observan mis mandamientos.
Ex 20.6
34. [6]  y El pasó delante de Moisés diciendo con voz fuerte: «Yavé, Yavé es un Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y en fidelidad.
Ex 34. 6
Dios es amor
1 Juan 4,8
Oración
Padre Santo, Tú eres mi Dios. Tú eres mi Creador
 Desde siempre Tú existes. Mi Dios, Tú no tienes límites.
 Qué maravi­lloso eres. Todo lo que existe me habla de ti.
Gracias, Padre, por tu Hijo Jesús que me muestra cuánto me amas.
Borra, Señor, todo lo que me obstaculiza para conocerte.
Toca, Señor, mi mente tan apegada a lo racional.
 Hazme más sencillo, para captar lo maravilloso de tu amor para conmigo.
Sana en mí, Padre amado, las ideas erradas que me dieron de ti o que yo me fui formando durante todo este tiempo.
 Sana Señor esa imagen errónea que tuve de ti, quizás porque mi pa­dre era excesivamente duro conmigo, y pensaba que Tú tam­bién eras así.
Quiero conocerte realmente tal como eres Tú, Señor
 Sana mis preocupaciones. Haz, Señor que pueda estar siempre en tu presencia para adorarte en espíritu y en verdad.
Quiero experi­mentar en este momento el gran amor que Tú me tienes,
 para así poder testificar a todos que Tú eres Amor
Lléname de ese Amor, Señor, y ámame como Tú quieras.
Dame todo ese Amor que tanto me ha faltado hasta el día de hoy,
 y que pueda sentirme en este momento realmente amado por ti.
Señor, que tu Luz y tu calor fluyan por todo mi interior,
 qui­tando todos mis temores y dudas...
Señor, quiero entregarte todo lo que soy.
Rompe, Señor, todas las ataduras que no me dejan ser la persona que Tú quieres que yo sea.
 Renueva en mí tu Vida,
 Se­ñor Sé Tú mi dueño y mi Señor.
Gracias, Señor, porque me amas y me aceptas tal como soy Y gracias,
 Padre, por tu Amor incondicional que quiere lo mejor para mí.
Amén.
Reflexiones
1.       ¿Cuáles son las imágenes equivocadas de Dios que más he no­tado en mí y en los demás?
2.       ¿En qué momento de mi vida he percibido más fuertemente que Dios me amaba como Padre?
3.       ¿Qué significa para mí que Dios es mi Padre?
Lecturas para la semana
v  Isaías 49, 14 - 16     
1 Juan 4, 8 - 10   
v  Ezequiel 34, 11 - 16     
v  Salmo 103        
v  Juan3, 16 – 17
v  Isaías 54, 6 - 10              
v  Romanos 8, 3 1 - 39                    
Medita y Aprende
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna”
(Juan 3, 16).

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