viernes, 8 de agosto de 2025

Dios Padre revela a la Madre Ravasio Su Mayor Deseo: que se celebre Su Fiesta el 7 de agosto

 Por qué es el mayor deseo eterno que Dios Padre ha tenido.

Los cristianos tienen una fuerte devoción por Jesucristo, pero no tanto por las otras dos personas de la Santísima Trinidad.

Obviamente que las adoran, pero con pocas fiestas.

La devoción al Espíritu Santo tiene su punto alto en Pentecostés, una celebración muy importante del calendario católico, pero poco más.

Y no existe una devoción específica destinada a honrar a Dios Padre, al creador, y por lo tanto tampoco existe una fiesta suya en el calendario litúrgico.

Y entonces Dios Padre se le apareció a una humilde novicia, para decirle que su deseo por toda la eternidad ha sido que los hombres lo honren debidamente, como el Padre que tiene un amor incondicional por los hijos que Él creó.

Y le dictó cómo quiere que los seres humanos le honren e incluso le dijo en qué fecha sugiere que se lo haga.

Estas apariciones fueron aprobadas por el Obispo luego de 10 años de investigación.

Aquí hablaremos sobre las apariciones de Dios Padre a la Madre Ravasio, que es lo que le pidió, cuales son las razones que le llevaron a pedir esto y como sugiere que se instrumente la devoción a Dios Padre.

En 1932 ocurrieron apariciones de Dios Padre a la monja Madre Eugenia Ravasio.

Dios Padre Eterno se le apareció en dos ocasiones, la primera vez fue el 1 de julio de 1932 y la segunda vez fue el 12 de agosto de 1932, con largos mensajes.

Y después de una investigación de diez años, su Obispo, Mons. Alexandre Caillot, Obispo de Grenoble, Francia, aprobó la aparición.

La Madre Ravasio había nacido en Capriate San Gervasio, una pequeña ciudad de la provincia de Bérgamo, Italia, el 4 de septiembre de 1907, en una familia de origen campesino.

Y falleció en 1990.

Frecuentó sólo la escuela primaria, y después de trabajar algunos años en una fábrica, ingresó en la Congregación de Nuestra Señora de los Apóstoles, cuando tenía 20 años.

Y cuando tenía solo 25 años, fue elegida como Madre General de la misma Congregación.

 

Fue una gran misionera.

Y entre sus logros podemos mencionar que descubrió la primera medicina para curar la lepra, sacándola de la semilla de una planta tropical.

Medicina que fue después estudiada y elaborada por el Instituto Pasteur de París.

Y así lanzó el apostolado por los leprosos, ideando y realizando la “Ciudad de los Leprosos” en Costa de Marfil, que es un inmenso centro sobre 200.000 metros cuadrados, que hasta el momento es de vanguardia en África y en el mundo.

El 1 de julio de 1932, en la Fiesta de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, el Padre Eterno le dio a la Madre Ravasio un mensaje con un pedido muy preciso, que luego retomaría en la aparición del 12 de agosto del mismo año.

“Deseo que un día, o al menos un domingo, me sea dedicado bajo el título de Padre de toda la Humanidad”.

Y le explicó la razón por la que había venido para hacerse conocer más,

“Vengo para eliminar el temor excesivo que Mis criaturas tienen de Mí.

Y para hacerles comprender que Mi alegría está en ser conocido y amado por Mis hijos, es decir, por toda la humanidad presente y futura”.

Y agregó,

“Vengo para traerles la esperanza a los hombres y a las naciones.

¡Cuántos la han perdido desde hace mucho tiempo!

Esta esperanza les hará vivir en paz y con seguridad, trabajando para la salvación”.

Y finalizó diciendo,

“Vengo para hacerme conocer así como Soy.

Para que la confianza de los hombres aumente contemporáneamente con el amor hacia Mí, el Padre, que tiene una sola preocupación: velar sobre todos los hombres, y amarlos como hijos”.

También indicó como debieran concebirlo los seres humanos diciendo,

“No penséis en Mí como ese anciano espantoso que los hombres representan en sus cuadros y libros.

No soy ni más joven ni más viejo que Mi Hijo y Mi Espíritu Santo”.

También le habló sobre la purificación del mundo,

 

“El mundo ha sido a menudo purificado de su corrupción debido a Mi infinita bondad hacia la humanidad”.

Y dice que los 7 sacramentos también lo habían hecho,

“Estos medios les ayudan a purificarse de sus pecados, para que puedan seguir siendo hijos de Mi Amor”.

Pero se quejó de los pobres resultados obtenidos diciendo,

“He prodigado estos dones sobre vosotros con gracias especiales durante veinte siglos, ¡pero con qué resultados miserables!”.

“¡Cuántas de Mis criaturas, hijos de Mi Amor, se han arrojado rápidamente al abismo eterno!”.

Y entonces expuso que todo esto es fruto de su deseo íntimo,

“¡Si supieras cuánto deseo ser conocido, amado y honrado por los hombres con una devoción especial!”.

“He tenido este deseo por toda la eternidad y desde la creación del primer hombre, he expresado este deseo a los hombres en diversos momentos, especialmente en el Antiguo Testamento”.

Y entonces pidió que se realicen las acciones siguientes,

“Que un día, o por lo menos un domingo, sea consagrado para glorificarme, en modo muy particular, con el nombre de Padre de toda la humanidad.

Para esta fiesta quisiera una Misa y una celebración apropiada. No es difícil encontrar los textos en la Sagrada Escritura”.

Y le dijo que Él propone que se realice el primer domingo de Agosto o si no el 7 de ese mismo mes.

Y después expresó sus recomendaciones para el desarrollo de la devoción.

Que todo el clero se empeñe en el desarrollo de este culto, difundiendo que Él es el Padre más tierno y más amable entre todos los padres.

Que lleven a los hombres hombres la llama de Su amor paternal.

Que hagan entrar esta devoción  “en todas las familias y en cualquier parte en donde se encuentren Mis criaturas” dijo.

Y que el signo tangible de Su invisible presencia sea una imagen que demuestre que está realmente presente allí.

Que tiene bajo Su mirada tierna a la criatura que Él creado.

 

Aclarando que

“Ahora estoy en todas partes, ¡pero quisiera estar representado de manera sensible!”, o sea que pide que se difunda su imagen visual.

Así dijo, “todos mis hijos estarán bajo la mirada de su tierno Padre”.

También pidió que durante el año el clero y los fieles hagan algunos ejercicios en Su honor.

Que los sacerdotes vayan por todas partes, en todas las naciones, para llevarles a los hombres esta devoción.

Que quisiera ser glorificado de modo particular en los seminarios, en los conventos de novicios, en las escuelas y en los internados.

Y que todos, desde el más pequeño hasta el más grande, puedan conocerle y amarle como su Padre, su creador y su salvador.

Y también solicitó, para legitimar humanamente el pedido,

“Que los sacerdotes se empeñen en buscar en las Sagradas Escrituras lo que dije en otros tiempos, y que hasta ahora ha sido ignorado, en relación con el culto que deseo recibir de parte de los hombres”.

En 1935, Mons. Alexandre Caillot, Obispo de Grenoble, Francia, convocó una Comisión para investigar la aparición y los mensajes.

La comisión estuvo compuesta por teólogos, biblistas, médicos y psiquiatras y tardó 10 años en completar su trabajo.

En su informe final, el Obispo Caillot declaró que la Madre Eugenia había reflejado gran piedad, humildad y obediencia durante los 10 años de investigación, sufrió muchas pruebas y mostró la mayor docilidad mientras se sometió a la Investigación.

Y en su texto de aprobación de las apariciones de Dios Padre el obispo dijo,

“Declaro que la intervención sobrenatural y divina me parece la única explicación lógica y satisfactoria de los hechos”.

Y agregó que,

“Es la única revelación privada hecha personalmente por Dios Padre y reconocida como auténtica por la Iglesia después de diez años del examen más riguroso”.

¿Hubo oposición a esta devoción? Sí que la hubo.

Por un lado el ataque directo del maligno, que una vez tomó los mensajes y cortó su cubierta con unas tijeras.

También hubo oposición dentro de la congregación de la Madre Ravasio.

 

La extraordinaria naturaleza de los acontecimientos ocurridos durante su noviciado, hizo que sus superiores no quisieran que ella permaneciera en el convento.

Pero su sencillez, obediencia y humildad los conquistaron en poco tiempo y encontraron que su conducta era demasiado ejemplar para desacreditarla, porque estaba impregnada de sabiduría y conocimiento sobrenatural.

Y cuando la Madre Eugenia hizo saber que había recibido apariciones del Padre, algunos teólogos dijeron que las apariciones del Padre eran imposibles y que nunca habían ocurrido antes en la historia.

Y ella declaró simplemente,

“El Padre me dijo que describiera lo que vi, y pide a sus hijos, los teólogos, que busquen”.

Y finalmente los mensajes fueron aceptados por los teólogos de la comisión como libres errores teológicos.

Y recibieron el imprimatur del Cardenal Petrus Canisius Van Lierde, Vicario General del Estado de la Ciudad del Vaticano, declarando que los mensajes no contenían nada contra la fe y la moral.

Esta devoción tiene una imagen que Dios Padre comunicó a la Madre Ravasio, una oración hecha por ella, un rosario y una novena.

Y la Armata Bianca de la Virgen está haciendo esfuerzos desde hace años para que se instaure oficialmente como fiesta litúrgica.

Sin embargo hasta ahora ha sido poco divulgada y la devoción no ha prendido dentro de los sacerdotes ni de los fieles.

Y me gustaría preguntarte si esta aparición te motiva como para rendirle tributo a Dios Padre los 7 de agosto recordando que Él fue tu creador, y te tiene un amor más allá de cualquier sentimiento humano, o crees que quizás no justifique una devoción más porque hay muchas devociones católicas.

jueves, 15 de agosto de 2024

"Dios me rescató y restauró mi dignidad de mujer" - Testimonio de Violeta Ferrera

 

https://www.youtube.com/watch?v=M803GeOQcM8

Anticlerical, proaborto, manipuladora, materialista. Estas palabras las utiliza Violeta Ferrera para poner en contexto su valiente y generoso testimonio de conversión. Violeta creció en una familia numerosa, humilde y sin la figura de su padre. Durante su etapa escolar experimentó la discriminación por su estatus económico. Los comentarios despectivos acabaron generando en ella un total rechazo al clero, a todo lo que tenía que ver con la Iglesia, y a Dios. Por aquel entonces, además, para ella “Dios era un dios lejano, justiciero, que castiga y condena, y todo es pecado”. Decidió que “Dios no me convenía, no me aportaba nada positivo”. Así que lo apartó de su vida. De los 16 a los 24 años -dice Violeta-, “estaba totalmente inflada de soberbia y orgullo”. Todo lo que se proponía, lo conseguía. “Yo me creía que era dios, que todo lo que sucedía o iba a suceder, solo dependía de mi”. Y se volcó en hacer todo aquello que el mundo espera de ti según los estándares de hoy, para llegar a ser una superwoman”. “Era capaz de todo, obsesionada con el éxito, con superarme en todo, conseguirlo todo”, tanto a nivel profesional, material como sexual. Se sumergió en una vida frenética, sin escuchar más que a su ansia de conseguirlo todo y tener éxito en todo lo que se propusiera. “Me hice manipuladora, negociadora, no importaba ni el qué ni el quién. Todo para ser aceptaba y ser querida, para no vivir de nuevo discriminación y rechazo. Así logró llegar a ser muy popular en todos sus entornos. “Era agotador”, confiesa Violeta. Pero, cuanto más aplaudida y triunfadora se suponía, “más grande sentía un vacío dentro de mi que no conseguía entender”. La oscuridad y la tristeza se convirtieron en sus compañeras de viaje. Cayó en una profunda crisis existencial. Buscó en la nueva era, filosofías modernas, psicología positiva, esoterismo. Por más disciplinada que era en sus aprendizajes, ninguna le llenaba, “en ninguna encontré la alegría”. “Todo era un sinsentido”. Un día entró en una iglesia y algo le llevó a fijar la vista en un desvencijado lienzo del Sagrado Corazón de Jesús. Allí escuchó: "no tienes nada que temer, estoy contigo". Aquel día, precisamente, era la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Por primera vez sintió que ella no tenía que ocuparse de nada: “Él esperó respetuosamente hasta cuando yo ya no podía más para decirme: vengo a rescatarte, vengo a salvarte. Y sin reproches, sin pedir cuentas. Estoy aquí contigo, no tengas miedo, tengo algo grande para ti”. Desde aquel primer encuentro con un lienzo desvencijado del Sagrado Corazón, y después, durante mucho tiempo, en el silencio y la oración ante el Sagrario, “Él me iba indicando los pasos a seguir y me iba limpiando”. “Jesús hablaba a mi corazón, con delicadeza y paciencia, dándome conciencia de hasta qué punto todo lo que había hecho en el pasado me había ido destruyendo lentamente”. Le costó reconocer el pecado de impureza. “No me arrepentía de eso. Vivir en castidad me parecía antinatural y quería mucho a mi pareja”. Pero sintió que el Señor le pedía algo más. Recurrió a la Virgen y acabó descubriendo hasta qué punto su desordenada vida sexual había roto su dignidad de mujer. “Yo usaba a los hombres, y ellos a mi para satisfacer deseo, pasiones y sexo que nada tienen que ver con el amor verdadero”. En el Sacramento del Perdón, reconciliada con Dios, encontró el restablecimiento de esa dignidad perdida. “Sin los Sacramentos es imposible vivir en castidad”. "Intento llevar una vida ordenada, con todos mis fallos, pero hacerlo todo por amor, porque es la vida que merece la pena", nos dice Violeta. "Es mi historia de amor a Dios. Cuando yo renuncio a algo por Él, Él me responde con algo mejor. El cielo es mi verdadero hogar y mi destino final”, afirma. Ahora el único sueño de Violeta es “cumplir lo que Dios ha soñado para mi”. “Me puede faltar todo, el dinero, la salud, las personas… pero si lo tengo a Él, todo está bien”.  Violeta Ferrera ha escrito un libro que pronto verá la luz en Argentina, gracias a la Editorial Paulinas. Se titula “Hablar de la vida es hablar del amor” y “no es mi historia -explica Violeta-, pero tiene que ver conmigo, porque es la historia de una conversión que lleva a la fuente verdadera del amor". ¡No te pierdas este hermoso testimonio de conversión de una joven mujer de hoy!