Este video de una manera muy didáctica y rápida no solo reivindica la gloria y el legado de la Edad Media sino también de la Iglesia misma. Y me lleva a una serie de cuestionamientos personales que se los comparto a continuación.
Actualmente existe una corriente muy fuerte por cambiarlo todo y desestimar los legados del pasado.
Esto no solo es evidente en algo tan grande como un período histórico
de 1000 años: la Edad Media, sino también en la anulación y
desestimación de la opinión y sabiduría de nuestros ancianos y de
nuestros ancestros. Hemos olvidado el honrarlos y sobrepasarlos como
dice el video.
S.S. Benedicto XVI, en su discurso con motivo de su visita a la Universidad Gregoriana en el año 2006, dice:
«Hoy
no se puede por menos de tener en cuenta la confrontación con la
cultura secular, que en muchas partes del mundo no sólo tiende cada vez
más a negar todo signo de la presencia de Dios en la vida de la sociedad
y de cada persona, sino que también, con varios medios, que desorientan
y ofuscan la recta conciencia del hombre, quiere minar su capacidad de
ponerse a la escucha de Dios».
Cuántas veces hemos escuchado y leído frases como esta: «eso es retrógrado, casi medieval» cuando
se hace referencia a pensamientos de la tradición católica. Tratando de
anularla o desestimarla incluso para temas que tienen que ver con el
orden social natural.
Ahora que
conozco un poco más lo que dice la Iglesia pienso: sí tan sólo fuéramos
un poco más “medievales”, si tan sólo viviéramos pensando más en el
reino eterno que el las temporalidades de este mundo…
La
primera vez que vi este video me quedé sorprendida por mi propia
ignorancia −y debo reconocerlo públicamente− este vídeo no solo me ha
servido como una instrucción cultural e histórica sino que ha generado
un fuerte cuestionamiento sobre mi propia formación y mi capacidad de
discernimiento. En esta misma línea es que me pregunto: ¿Cómo puedo dar
credibilidad a mucho de lo que escucho o leo sin verificar la fuente o
veracidad de la información que estoy recibiendo? ¿Cómo me estoy
formando? O ¿Es que ya no es importante cultivarse en el arte, en las
letras, en las ciencias como era usual en esos tiempos pasados, a los
que llamamos “oscuros”.
Este
cultivarme como ser humano integral impacta directamente en mi vida
espiritual, en mi relación con Dios. Observando, formándome,
maravillándome, estudiando los cuestionamientos de los grandes
pensadores mi mente y mi espíritu (fe y razón) se mueven, y se aviva ese
hambre que todos tenemos por la búsqueda de la verdad que no es sino
Dios. A través de estas experiencias y aprendizajes es que voy
conociendo a Dios, y al conocerlo lo amo. No se ama, lo que no se
conoce.
Con lo que digo no pretendo ser una pesimista que desestime cualquier otra época que no sea la Edad Media, sino simplemente reconocer
sus grandes aportes muchos de ellos propiciados por la Iglesia y ese
hambre del hombre medieval por la búsqueda de Dios.
«La
intención no es retroceder o hacer una crítica negativa, sino ampliar
nuestro concepto de razón y de su uso. Porque, a la vez que nos
alegramos por las nuevas posibilidades abiertas a la humanidad, vemos
también los peligros que surgen de estas posibilidades y debemos
preguntarnos cómo podemos evitarlos. Sólo lo lograremos si la razón y la
fe se reencuentran de un modo nuevo, si superamos la limitación que la
razón se impone a sí misma de reducirse a lo que se puede verificar con
la experimentación, y le volvemos a abrir sus horizonte en toda su
amplitud» (Benedicto XVI. Discurso en la Universidad de Ratisbona).
Razón y fe van juntas.
¿Cuántas veces me he encontrado con cuestionamientos históricos sobre
mi fe y no he sido capaz de explicarlos o aclararlos porque no estoy
bien formada e informada?. Y sin entrar a detalles, los cristianos somos
constantemente atacados con publicaciones de “conocedores” que están
basadas en falsedades y por no tener ese hambre “medieval” de
instruirnos, de averiguar, de investigar, de apreciar lo que
verdaderamente es bello, permitimos que otros ganen la batalla.
¿Cómo
es posible que asista a exposiciones de arte moderno y salga con ese
sin sabor de no haber encontrado belleza alguna y permitir ser llamada
ignorante por no saber apreciar algo que realmente es nefasto, obsceno y
hoy en día se llama arte? ¿Cómo es posible que no inculque en mis
hijos pequeños el gusto por la música de los grandes maestros? ¿Cómo es
posible que ignore mi historia? ¿Dónde está Dios dentro de nuestro mundo
científico y cultural?. Nuevamente citando a Benedicto XVI: «Para
muchos, Dios se ha convertido realmente en el gran Desconocido. Pero
como entonces tras las numerosas imágenes de los dioses estaba escondida
y presente la pregunta acerca del Dios desconocido, también hoy la
actual ausencia de Dios está tácitamente inquieta por la pregunta sobre
Él. Quaerere Deum –buscar a Dios y dejarse encontrar por Él: esto hoy no
es menos necesario que en tiempos pasados. Una cultura meramente
positivista que circunscribiera al campo subjetivo como no científica la
pregunta sobre Dios, sería la capitulación de la razón, la renuncia a
sus posibilidades más elevadas y consiguientemente una ruina del
humanismo, cuyas consecuencias no podrían ser más graves. Lo que es la
base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y la disponibilidad
para escucharle, sigue siendo aún hoy el fundamento de toda verdadera
cultura».
Necesitamos
examinarnos a nosotros mismos, no llenarnos la cabeza con conocimiento
estéril sino por el contrario nutrirnos de experiencias y conocimiento
que den fruto y gloria a Dios.
Los
invito a nuevamente a ver el video con detenimiento y maravillarse con
una época en la que «(…) la filosofía del Evangelio gobernaba los
Estados» (Leon XIII).
Les dejo algunas ideas para reflexionar:
1. ¿Cómo me estoy formando tanto intelectual como espiritualmente para poder dar razón de mi fe?
2. ¿Cómo es que mi vida espiritual puede crecer a través de mi formación
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