Dios nos recibe siempre, por muy pecadores que seamos Él está dispuesto a consolarnos con todo su poder. Acércate humilde a sus pies
El Lunes Santo se diferencia con todos los demás lunes de la Cuaresma, puesto que su significado entra en un proceso de reflexión seis días antes de la Pascua.
Hoy es tiempo para reflexionar sobre la mayor unción de todas: la del Espíritu Santo sobre nosotrosy su invitación a presentarnos ante el Señor con todo lo mejor que tenemos para ofrecerle.
Recordando la lectura de hoy:
"María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume" (Juan 12,3)
La adoración de María a los pies de Jesús fue un acto lleno de fe y de amor. Todo lo que ella quería hacer era adorar a su Señor de la mejor forma que ella conocía, y en la cual los discípulos la recibieron con protesta e indignación. "Es una mujer, mira... Y no sólo eso, es además una poderosa pecadora".
Esta acción atrevida de María nos enseña a los hombres un par de cosas. Ella entiende y aprende en un plano espiritual en donde la compasión y la acogida es extrema.
Todos los testigos ven el perfume e inmediatamente piensan en el costo y el derroche absurdo; mientras que ella a eso le importa poco y acaricia suavemente los tobillos y dedos de los pies de su Señor, los unge con un aroma delicado y de inmediato es abrazada por la salvación, dejándose llevar por el profundo deseo de su corazón: ¡adorar a Dios!
Nuestro Señor, Dios todopoderoso, Rey y Salvador del mundo, no es ungido por profetas o sacerdotes, sino por una prostituta
Los cristianos estamos llamados a ser sacrificio vivo; para adorar a Dios diariamente con nuestras acciones y palabras.
¿Qué estamos dispuestos a ofrecerle hoy al Señor? ¿Con qué queremos lavar los pies de nuestro amado Dios? ¿Estamos dispuesto a darle lo mejor que tenemos? ¿Con cuál perfume queremos adorarle, con el de nuestra indiferencia o con lo mejor que hayamos guardado para Él?
El Señor nos recibe, Él nos recibe siempre, por muy pecadores que seamos Él está dispuesto a consolarnos con todo su poder. No tengas miedo de acercarte a su presencia, ofrécele lo mejor de ti: un corazón contrito y con ganas de reonovarse bajo la fuente de su Divino Amor
Oración para el Lunes Santo
Mi Señor, que bueno es saber que escuchas mis súplicas y estás atento a mis necesidades, susurrando constantemente a mi espíritu tu invitación a vencer el miedo y a lanzarme con confianza a enfrentar cada una de mis batallas.
Te pido que siempre pueda tener lucidez para tomar las mejores decisiones y diferenciar lo bueno de lo malo, esforzarme por serte fiel y no dejar que nadie me quite las ganas de hacer las cosas bien.
Me cuento entre los pecadores que siempre vuelven a caer. Reconozco que en algunas ocasiones me faltan fuerzas y te fallo; por eso me humillo ante Ti, ante tu poder y clamo por tu compasión.
Como María de Betania quisiera también ponerme a tus pies y ofrecerte el mejor de mis perfumes, que no es otro que el de hacer obras agradables a Ti y alejarme de todo aquello que hace mal a mi alma.
Gracias por recibirme una vez más, por cuidarme, por hacerme sentir que soy valioso e importante para Ti. Tú eres grande, poderoso, invencible, supremo, glorioso, con un corazón rico en misericordia.
Me siento bendecido porque en tu amor he encontrado esa paz que me invita a luchar con todas mis fuerzas contra el pecado. Con tu presencia rebosante en amor y perdón podré superar toda mala inclinación.
Tú tocas las dimensiones de toda mi vida y no haces diferencias entre mi riqueza o pobreza, sino en cuánto amor estoy dispuesto a ofrecer
Te amo y te entrego mi corazón ahora para que lo renueves con tu Amor.
A pesar de mis debilidades, en tu Nombre, sé que puedo salir adelante sabiéndome consolado en tu amistad y que te pertenezco para siempre.
Amén.
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