sábado, 30 de marzo de 2019

El Papa y el Rey Mohammed VI firman un llamamiento por Jerusalén

El Pontífice y el Rey de Marruecos exhortan preservar la ciudad santa, patrimonio común para la humanidad y de las tres religiones: Islam, cristianismo y hebraísmo  

No estaba en el programa oficial: Una declaración del Papa Francisco y del rey de Marruecos y Príncipe de los Creyentes, Mohamed VI, pidiendo que Jerusalén sea considerada una Ciudad abierta, patrimonio de la humanidad y que en ella puedan entrar sin restricciones todos los creyentes.
“Consideramos importante preservar la Ciudad Santa de Jerusalén / Al Qods Acharif como patrimonio común de la humanidad y, sobre todo, para los fieles de las tres religiones monoteístas, como lugar de reunión y símbolo de convivencia pacífica, en el que se cultivan el respeto mutuo y el diálogo”, se lee en el documento común firmado por el papa Francisco y el Rey Mohammed VI este 30 de marzo de 2019 en el Palacio Real de Rabat.
Con motivo de la visita al Reino de Marruecos, el papa Francisco y el Rey Mohamed VI, reconociendo la singularidad y lo sagrado de Jerusalén / Al Qods Acharif y teniendo en cuenta su importancia espiritual y su peculiar vocación de Ciudad de la Paz exhortaron a preservar la Ciudad Santa.

AGREEMENT JERUSALEM
Holy See Press Office
Llamamiento sobre Jerusalén firmado por el Santo Padre Papa Francisco y el Rey Mohammed VI.

En el documento común se reafirma “el carácter multirreligioso específico, la dimensión espiritual y la peculiar identidad cultural de Jerusalén / Al Qods Acharif que deben ser preservados y promovidos”.
“Esperamos, por lo tanto, que en la Ciudad Santa se garantice la plena libertad de acceso a los fieles de las tres religiones monoteístas y el derecho de cada uno a ejercer su propia adoración, de modo que en Jerusalén / Al Qods Acharif, sus fieles se levanten en oración a Dios, creador de todo, por un futuro de paz y hermandad en la tierra“, concluyen en el documento firmado por el Rey Mohamed VI Amir al Mouminine y el papa Francisco.
El texto ha sido leído en italiano y en lengua árabe y firmado en el Palacio Real.
Se trata de un importante documento que busca poner de acuerdo a las principales religiones monoteístas sobre un lugar común y sagrado.  
Por ejemplo, el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas es un lugar  emblemático de Jerusalén para judíos y musulmanes. 
La ciudad vieja de Jerusalén concentra como pocos en el mundo las raíces de judíos, cristianos y musulmanes. 
Lugar sagrado del judaísmo que alberga el Muro de las Lamentaciones, único vestigio del Segundo Templo. Junto a él, el tercer lugar más santo del islam, tras Meca y Medina: la Mezquita de al-Aqsa.
Asimismo, para los cristianos, la “Tierra Santa es la tierra por excelencia del diálogo entre Dios y la humanidad. Un diálogo culminado en Nazaret entre el Ángel Gabriel y la Virgen María, un evento al que también se refiere el Corán”, manifestó Francisco en 2017 ante el comité palestino de visita en el Vaticano. 
Con el conflicto árabe-israelí de fondo, la pugna por el rezo y la soberanía de este territorio sigue activa en estos días. 
En pasado, Francisco ha hecho diversos llamamientos para reconocer Jerusalén como una ciudad única, sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes, que veneran los Santos lugares de sus respectivas religiones y que debería tener una vocación especial a la paz (6.12.2017. Audiencia Pablo VI del Vaticano). 
El Papa está preocupado porque se respete el statu quo de la ciudad de Jerusalén de conformidad con las pertinentes Resoluciones de las Naciones Unidas en beneficio de la Tierra Santa, de Oriente Medio y para evitar agregar nuevos elementos de tensión en un mundo ya convulsionado y marcado por muchos y crueles conflictos. 
Por décadas el estatus de Jerusalén ha sido objeto de contienda entre israelíes y palestinos que la reclaman como su capital.
Actualmente, la Comunidad Internacional no reconoce los reclamos de Israel y Palestina que en 1980, respectivamente, han declarado la ciudad como su capital. Los palestinos se asignaron la parte Este como sede de su estado y los israelíes toda la urbe. Esto también marcó contiendas religiosas.

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