Con un importante discurso ante Mohamed VI, comienza 28 viaje internacional del Papa a Marruecos, Norte del África
“Es indispensable oponer al fanatismo y al fundamentalismo la solidaridad de todos los creyentes, teniendo como referencias inestimables de nuestro actuar los valores que nos son comunes”, dijo el papa Francisco este 30 de marzo, en la tarde, en la explanada del Hassan Tour.
En su primer día en la tierra “puente natural entre África y Europa”, el Papa se encontró con el pueblo de Marruecos, las Autoridades, los representantes de la Sociedad Civil y los miembros del Cuerpo Diplomático.
El Rey Mohammed VI de Marruecos ha dedicado al Papa una acogida con deferencias extraordinarias y ha confirmado su deseo de que el diálogo, la paz y la religión sean puntos clave que inspiren a los jóvenes para que se alejen de la violencia y del fundamentalismo.
Después del discurso del Rey de Marruecos, el papa Francisco invitó a trabajar por una “cultura del diálogo como el camino a seguir; la colaboración, como conducta; el conocimiento recíproco, como método y criterio”.
Así hizo referencia al Documento sobre la fraternidad humana, firmado en Abu Dabi, 4 febrero 2019.
“Este es el camino que estamos llamados a recorrer sin cansarnos nunca, para ayudarnos a superar juntos las tensiones y las incomprensiones, las máscaras y los estereotipos que conducen siempre al miedo y a las contraposiciones; y así abrir el camino a un espíritu de colaboración fructífera y respetuosa”.
En el discurso que el Papa dirigió al pueblo marroquí, a las autoridades, rememoró los ochocientos años del histórico encuentro entre san Francisco de Asís y el sultán al-Malik al-Kamil.
“Aquel acontecimiento profético manifiesta que la valentía del encuentro y de la mano tendida son un camino de paz y de armonía para la humanidad allí donde el extremismo y el odio son factores de división y destrucción”.
En sus palabras, manifestó en más de una ocasión la necesidad de promover el diálogo interreligioso y el conocimiento recíproco entre los fieles de las dos religiones.
Además, deseó que “la estima, el respeto y la colaboración entre nosotros contribuyan a profundizar nuestros lazos de amistad sincera, para que nuestras comunidades preparen un futuro mejor para las nuevas generaciones”.
En este sentido, el Papa se alegró de poder visitar en unos momentos el Instituto Mohammed VI para imanes, predicadores y predicadoras, que el rey Mohammed VI ha deseado para “ofrecer una formación adecuada y sana contra todas las formas de extremismo, que llevan a menudo a la violencia y al terrorismo y que, en todo caso, constituyen una ofensa a la religión y a Dios mismo”.
El Papa insistió en la necesidad de construir puentes entre ambas religiones. “Nosotros creemos que Dios ha creado los seres humanos iguales en derechos, deberes y dignidad, y que los ha llamado a vivir como hermanos y a difundir los valores del bien, de la caridad y de la paz”.
Por otro lado, destacó el esfuerzo que hace el pueblo de Marruecos y sus autoridades para favorecer los derechos de las minorías en el mundo islámico y recordó la Conferencia internacional sobre el mismo argumento, realizada en Marrakech en enero de 2016.
También señaló otros desafíos comunes: la solidaridad con los migrantes forzados y el cuidado de la casa común, al mismo tiempo que exhortó a trabajar juntos por una “verdadera conversión ecológica”.
Respecto a la situación de los migrantes, sostuvo: “Espero que Marruecos […]quiera continuar siendo, en la comunidad internacional, un ejemplo de humanidad para los migrantes y los refugiados, de manera que puedan ser, aquí, como en cualquier otro lugar, acogidos y protegidos con humanidad, se promueva su situación y sean integrados con dignidad”.
Además, subrayó ante el pueblo marroquí que “los cristianos se alegran por el lugar que les han hecho en la sociedad” del país. “Ellos quieren contribuir en la edificación de una nación solidaria y próspera, teniendo como preocupación el bien común del pueblo”.
“Por eso, mientras doy gracias a Dios por el camino realizado, permítanme animar a los católicos y cristianos a ser aquí, en Marruecos, servidores, promotores y defensores de la fraternidad humana”.
En otro momento, había destacado el “gesto profético” de la “creación del Instituto Ecuménico Al Mowafaqa, en Rabat, en el año 2012, por iniciativa católica y protestante en Marruecos, Instituto que quiere contribuir a la promoción del ecumenismo, como también del diálogo con la cultura y con el Islam”.
Al final, Francisco se dirigió a pie al Mausoleo Mohammed V. Se trata del sepulcro real en la explanada de la Torre Hasán. El mausoleo alberga la tumba del rey Mohamed V, y de sus hijos Hasán II y Mulay Abdellah. Fue construido entre 1961 y 1971.
De esta forma, Francisco inició su primer día en Marruecos y siguió los pasos de su predecesor san Juan Pablo II que fue el primer jefe de la Iglesia católica que ha pisado un país islámico con su visita a la ciudad marroquí de Casablanca para encontrar a los jóvenes musulmanes del país.
En aquella ocasión, el papa polaco se entrevistó con el rey Hassan II, su anfitrión: “Cristianos y musulmanes tenemos muchas cosas en común”.
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