miércoles, 24 de abril de 2019

LA MISA CATÓLICA ES LA MISMA EN TODO EL MUNDO, ALGO QUE NO SUCEDE CON LOS CULTOS PROTESTANTES



A principios de este año visite una ciudad de Texas, USA y me propuse un día asistir entre semana a la Santa Misa a un templo de católicos coreanos.
Era el único mexicano entre los asistentes hermanos católicos coreanos. No entendí una sola palabra de su idioma por desconocerlo yo totalmente; no obstante, me sentí plenamente integrado con ellos en la liturgia eucarística.

Era como si estuviera participando en la Misa de mi parroquia católica en México. Por ejemplo, si veía que los fieles oraban y se golpeaban el pecho era el "Yo Pecador". Si se ponían de pie y se persignaban, era la proclamación del Evangelio que yo sabía cuál era, así como la primera lectura de la Biblia por ser la misma en todas las Misas de ese día en el mundo.
Capte cuando oraban con el Padre Nuestro y pase a recibir la sagrada Eucaristía (colocada en la mano del comulgante). El coro de jovenes coreanas cantaban con mucho fervor, por que se dibujaba en sus rostros y sus bonitos ojos orientales. La música tenía marcada cadencia alegre espiritual, aunque no entendiera la letra. A la hora del saludo de la paz lo recibí de los hermanos coreanos lógicamente en su idioma y yo les respondí en español. Ellos, su saludo lo acompañaron con una sonrisa que yo les correspondí. La ofrenda se deposita en una canasta al pie del altar y luego con mucho orden, banca por banca, cada fiel deposita su ofrenda y regresa a su asiento.
Medité en lo sublime y ordenada que es la liturgia católica. Pensé: si yo fuera protestante mexicano y asisto a un templo protestante coreano, no me sentiría en absoluto integrado al culto allí realizado, ya que el pastor coreano predicaría lo que se le ocurriera o fuera su especialidad y las actitudes físicas de los fieles serían distintas a las de mi templo protestante mexicano. Esto debido a que los protestantes no tienen un calendario litúrgico único universal como el que existe en la Iglesia católica.
Observé, que al momento de la predicación de la homilía, en una pantalla se proyecta en los caracteres coreanos las referencias de dicha predicación. También en cada respaldo de las bancas hay pequeños letreros que creo eran avisos como en mi parroquia de no dañar el tapiz de los reclinatorios.
Después de la Misa coreana, en casa hubo quien me preguntó por qué quise asistir a una Misa en un idioma extranjero tan diferente al mío. Entre otros conceptos les comenté: para sentir la hermosura de mi fe y liturgia católica universal o católica y compartir con mis hermanos de otra raza e idioma nuestra misma adoración a la Santísima Trinidad.
El templo de referencia está consagrado a los Mártires coreanos que dieron su vida a fines del siglo XIX en defensa de su fe católica.
Sugiero a mis hermanos católicos, que cuando tengan una oportunidad semejante a la que aquí comento, no dejen de participar. A un lado del Altar está la imagen de un mártir coreano.
Dios los bendiga.

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