Dedicación de la Basílica de Letrán. La cabeza y madre de todas las Iglesias
Basílica significa: "Casa del Rey".
La primera Basílica que hubo fue la de Letrán, cuya consagración celebramos en este día. Era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán. El emperador Constantino, que fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, le regaló al Sumo Pontífice el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa San Silvestro convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324.
Se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre.
Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan
San Agustín recomienda: "Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma".
Si en alguna ocasión nuestro templo ha sido profanado, hoy es el día para pedirle al Señor: “Ven con tu látigo y expulsa a los mercaderes que están dentro de mí”. Éste es el día de la expulsión de los vendedores del templo de nuestra alma, en el caso de que hayamos permitido que en ella se montase un mercado transformándola en una “cueva de ladrones”. Aprovechemos esta fiesta para asimilar con ardor el ideal de integridad y ser verdaderamente honestos, abandonando cualquier mala inclinación que pueda manchar, aunque sea lo más mínimo, el vitral de nuestro templo. Hagamos desde ahora mismo el propósito de tratar nuestro cuerpo con todo respeto y veneración, y de no usarlo nunca para ofender a Dios. Es preferible morir a pecar, porque al mantenerse libre de cualquier comercio, el templo de cada uno resucitará con la gloria extraordinaria que le fue prometida por Aquel que recibió del Padre el poder de hacer justicia.
Para meditar más sobre ésta fiesta le invitamos a ingresar en el siguiente enlace:
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