Primer Oratorio en Santa ana En la Colonia el IVU (IGLESIA DE GUADALUPE)
El Santo Padre Juan Pablo II, instó a toda la Iglesia a remar mar adentro “Duc in Altum” en las aguas del apostolado, haciendo un llamado muy especial a los obispos, párrocos, religiosos, religiosas y laicos a emprender una Nueva Evangelización.El oratorio es una iniciativa apostólica de los Heraldos del Evangelio (Caballeros de la Virgen), para cooperar en ese esfuerzo evangelizador.
De modo especial este apostolado del Oratorio se dirige a los católicos no practicantes, para que tengan vida eclesial y participación en sus parroquias. Favoreciendo cada individuo, fortaleciendo toda la familiaConsiste en formar grupos de 30 familias, organizados por un coordinador, el cual otorgará a cada familia un día al mes para recibir un hermoso retablo, con la foto del Inmaculado Corazón de María en su advocación de Fátima.
Reunida la familia con sus amigos, imitando la Sagrada Familia de Nazareth, que se reunía para orar, se hará lo siguiente:
Leer y meditar un trecho del Evangelio.
Rezar un misterio del rosario.
Consagrarse en familia al Inmaculado Corazón                      de María, en unión al Santo Padre.
Todos, se conmueven con la narración de San José, recorriendo la ciudad de Belén de Judá, buscando un techo donde la Virgen pudiese cobijarse y dar a luz a su Hijo. Él va de puerta en puerta, recibiendo un frío rechazo, muchas veces descortés:
— No, aquí no hay lugar.
Lleno de aflicción, San José   
                   recuerda una gruta en la cual acostumbraba jugar 
cuando era                      niño. Rápidamente la lleva allá y en    
                  esta gruta nace el Niño Jesús, Señor                  
    del Universo.
En esta Valencia del año 2008, cada                   
   coordinador repite lo que hizo San Jóse, recorriendo                 
     las calles de las ciudades preguntando de casa en casa:
— ¿Ud. quiere recibir a la Virgen                      en su hogar, que nazca el Niño Dios y reine en su familia?
En nuestra región, por la gracia de Dios                      muchísimas familias han respondido:
— ¡Sí! Queremos… y esperamos                      que mañana, Ella nos reciba en el Cielo.


















 
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