lunes, 20 de noviembre de 2017

¿En que parte de nuestro hogar se recomienda poner el nacimiento o “belén” esta navidad?








Origen del nacimiento o “belén” 

La costumbre de colocar Nacimientos, también conocidos como Pesebres o Belenes, se ha transmitido de padres a hijos por tradición oral. Su origen no se puede precisar con exactitud; sin embargo, la versión más conocida es que fue San Francisco de Asís quien dio principio a esta tradición en el año 1223. Cuentan que el santo se encontraba en Italia cuando llegó la Navidad; entonces, decidió escenificar el nacimiento del niño Dios con personas reales. A partir de entonces, la gente comenzó a hacer lo mismo cada diciembre. Con el tiempo, surgieron los nacimientos con figurillas de barro, y cada vez los hay de más materiales. Las figuras elementales del Nacimiento son el misterio, la Virgen, San José y el niño Dios, el arcángel, la vaca y el burro. Los nacimientos más grandes tienen pastores, borregos, cabras, venados, gallinas, pollos y muchos más animales.

Las figuras del nacimiento o “belén”

Las figuras del Nacimiento juegan un papel muy importante en las posadas, las cuales son celebraciones mexicanas que representan el peregrinaje de San José y la Virgen María cuando buscaban posada en Belén, y sólo la hallaron en un humilde pesebre. Las posadas se celebran del 16 al 24 de diciembre. Las personas que asisten se dividen en dos grupos. Uno de ellos carga a los peregrinos y camina de una puerta a otra cantando villancicos para pedir posada. Casi siempre, se elige a un niño y a una niña para cargar a San José y a la Virgen, ya que ellos representan la pureza y la inocencia.

En que parte de nuestro hogar se recomienda poner el nacimiento o “belén” esta navidad

El nacimiento representa el nacimiento de nuestro Señor, por eso se recomienda ponerlo en un lugar muy visible en nuestro hogar, para poder ponerlo en el centro de nuestra celebración, ya que es a Él quien celebramos en unidad con nuestra familia y amistades.

¿Qué es la Navidad?

La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad.
En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo,”luz del mundo” (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la pasión y muerte del Salvador, en la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos el camino a seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza. La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo.
La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos. Por ello, es necesario que todos los feligreses vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia real y profunda de la Navidad.

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