miércoles, 31 de enero de 2018

"Los cristianos tibios, pobrecitos, están en grave peligro"






Un cristiano debe siempre custodiar en sí la “memoria” de su primer encuentro con Cristo y la “esperanza” en Él, que le impulsa a ir adelante en la vida con el “coraje” de la fe. Lo afirmó el Papa Francisco en la homilía de la Misa de la mañana, presidida en la capilla de Casa Santa Marta.


No ama en serio quien no recuerda “los días del primer amor”. Y un cristiano sin memoria de su primer encuentro con Jesús es una persona vacía, espiritualmente inerte, como sólo saben serlo los “tibios”.

Lo que orienta la homilía de Francisco es ante todo la frase inicial de la Carta a los Hebreos, en la que el autor invita a todos a volver a traer “a la memoria esos primeros días”, en los que recibisteis, dice, “la luz de Cristo”.

Ese en particular, el día del encuentro con Jesús – observa el Papa – nunca se olvida porque es el día de “una alegría grande”, de “una gana de hacer cosas grandes”. Y junto a la memoria, nunca perder “el valor de los primeros tiempos” y el “entusiasmo”, la “franqueza” que nacen del recuerdo del primer amor.

“La memoria es muy importante para recordar la gracia recibida, porque si nosotros echamos fuera este entusiasmo que viene de la memoria del primer amor, este entusiasmo que viene del primer amor, viene ese peligro tan grande para los cristianos: la tibieza”.


“Los cristianos 'tibios’. Eh, están siempre allí, quietos, son cristianos pero han perdido la memoria del primer amor. Y, sí, han perdido el entusiasmo. También, han perdido la paciencia, ese 'tolerar' las cosas de la vida con el espíritu del amor de Jesús; ese 'tolerar', ese 'llevar a los hombros las dificultades … Los cristianos tibios, pobrecitos, están en grave peligro”.

Cuando piensa en los cristianos tibios, dos imágenes tan incisivas como desagradables a la apariencia impactan a Francisco. La evocada por Pedro, del “perro que vuelve a su vómito”, y la de Jesús, por el que hay personas que al decidir seguir el Evangelio han expulsado al demonio de sí, pero cuando este vuelve con fuerza le abren la puerta sin estar en guardia, y así el demonio “toma posesión de esa casa” inicialmente limpia y bella. Que es como decir, volver al “vómito” de ese mal al principio rechazado.

“El cristiano tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. Reevocar la memoria para no perder la experiencia tan bella del primer amor, que alimenta la esperanza. Muchas veces es oscura, la esperanza, pero sigue adelante. Cree, sigue, porque sabe que la esperanza no defrauda, para encontrar a Jesús. Estos dos parámetros son precisamente el marco en el que podemos custodiar esta salvación de los justos que viene del Señor”. Una salvación, afirma el Papa, citando el pasaje del Evangelio, que hay que proteger “para que el pequeño grano de mostaza crezca y de su fruto”.

“Dan pena, hacen mal al corazón tantos cristianos – ¡tantos cristianos! – a medio camino, tantos cristianos fracasados en este camino hacia el encuentro con Jesús, partiendo del encuentro con Jesús. Este camino en el que han perdido la memoria del primer amor y no tienen esperanza ".

"Pidamos al Señor – es la oración conclusiva del Papa – la gracia de custodiar el regalo, el don de la salvación”.

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