domingo, 18 de febrero de 2018

Vagabundo Murió En Soledad

¡Muchas veces juzgamos a las personas sin saber en realidad quienes son! Cuantas veces no hemos juzgado alguien en la calle solo por no saber cuál es su condición económica o social, lo hemos hecho, sin duda alguna y es algo que hay que admitir.

Todas esas personas con la que nos metemos en la calle, son seres humanos con historias, familias, y hasta quizás con mejores sentimientos que no se pueden dejar pasar por alto, así queramos negarlo. Esta historia te conmoverá mucho, sigue leyendo y comenta.

Vagabundo Murió En Soledad, Funeraria Queda En Shock Cuando Ven Quién Llega Al Funeral

Cuando vamos por la calle y empezamos a juzgar a alguien solo porque lo vemos pidiendo en un semáforo, limpiando un parabrisas, o haciendo malabares en una esquina, lo primero que se nos viene a la mente es “y por qué no trabaja?”
Vivimos rodeados de muchos prejuicios, en un mundo donde solo importa el poder material y adquisitivo de cada persona, sin detenernos a pensar que lo más importante es la actitud que tengamos en nuestra día a día con las demás personas.

En la siguiente historia el protagonista es un hombre cuya vida no fue nada fácil, su nombre era John Beard y vivía en St. Louis, Estados Unidos. Quizás muchos lo vieron transitar por las calles, pero solamente un hombre fue capaz de indagar sobre la el caso
. John realmente fue el sargento Beard, sirvió por fuerza estadounidense entre el sesenta y ocho y setenta y uno, su pasión con lo que hacía lo llevó a conseguir 4 medallas de honor más su historia acabó pasando al olvido.
Cuando Beard volvió de Vietnam, regresar a la vida ¨normal¨ implicó un enorme reto para él, tanto que sin saber de qué manera llegó hasta ahí, acabó en las calles y además de esto, desafortunadamente enfermó.
Debido al paso que estuvo expuesto al agente naranja, John contrajo cáncer de pulmón y de cerebro. Como no contaba con absolutamente nadie y su vida en las calles era bastante difícil, el hombre murió a la edad de sesenta y siete años, solo sin absolutamente nadie que estuviera a su lado.
Calvin Whitaker, era el único hombre que se había tomado la molestia de consultar por la vida de John, era dueño de una funeraria en St. Louis y cuando se enteró de su deceso, se ocupó de darle al ex- sargento un entierro digno con honores tal como lo tiene cualquier militar que muere.
Acá en este vídeo lo emotiva que fue la despedida de este militar:

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