Veamos lo que la Virgen María le decía al padre Esteban
Gobi, fundador del
Movimiento sacerdotal mariano, aprobado por la Iglesia:
Que el Santísimo Sacramento esté rodeado de flores y luces.
Adoren a Jesús Eucaristía... Expóngalo frecuentemente a la veneración de los
fieles. Multipliquen las horas de adoración pública para reparar la
indiferencia, los ultrajes, los numerosos sacrilegios y las terribles
profanaciones a las cuales se ve sometido durante las misas negras... En la
Eucaristía, Jesús está rodeado de innumerables milicias de ángeles, de santos y
de almas del purgatorio (31 de marzo de 1988).
Hijos míos, cuanto más se desarrolle su vida a los pies del
sagrario en íntima unión con Jesús en la Eucaristía, tanto más crecerán en
santidad... Han llegado los tiempos en que los quiero a todos delante del
sagrario, especialmente a los sacerdotes... Estos son los tiempos en que Jesús
eucarístico debe ser adorado, amado, agradecido y glorificado por todos... Al
pie de cada sagrario en la tierra, estoy con mi presencia maternal, que forma
en torno a Él una armonía celestial que lo rodea con todo el encanto del
paraíso, con los coros adoradores de los ángeles, la plegaria celestial de los
santos y la dolorosa aspiración de tantas almas que están en el purgatorio. En
mi Corazón inmaculado todos forman un concierto de adoración perenne de
incesante oración y de profundo amor a Jesús, realmente presente en cada
sagrario de la tierra. Pero mi Corazón de Madre se entristece, al ver tanto
abandono, tanta negligencia, tanto silencio...
Hijos mío, por un milagro de amor que sólo llegarán a
comprender en el paraíso, Jesús les ha dado el don de permanecer siempre entre
ustedes en la Eucaristía. Pido que se vuelva de nuevo en todas partes a la
práctica de las horas de adoración ante Jesús Expuesto en el Santísimo
Sacramento. Deseo que se acreciente el homenaje de amor a la Eucaristía y que
se destaque aún por las señales sensibles más expresivas de su piedad. Rodeen a
Jesús eucarístico con flores y luces, cólmenlo de delicadas atenciones,
acérquense a Él con profundos gestos de genuflexión y de adoración. ¡Si
supieran cómo Jesús eucarístico los ama, cómo un pequeño gesto de su amor lo
llena de gozo y de consolación! Jesús perdona tantos sacrilegios y olvida una
infinidad de ingratitudes ante una gota de puro amor.
Cuando van delante de Él, los ve ; cuando le hablan, los
escucha; cuando le confían algo, acoge en su corazón cada palabra suya; cuando
piden, siempre los escucha. Vayan al sagrario para entablar con Jesús una
relación de vida simple y cotidiana. Con la misma naturalidad con que buscan un
amigo, con que confían en las personas que les son queridas, con que sienten
necesidad de un amigo que los ayude, así vayan al sagrario a buscar a Jesús.
Hagan de Jesús el amigo más querido, la persona en quien más confían, la más
deseada y más amada. Digan su amor a Jesús, repítanselo con frecuencia, porque
esto es lo único que lo deja inmensamente contento, lo consuela y lo recompensa
de todas las traiciones.
Díganle: “Jesús, tú eres nuestro amor; Jesús, tú eres
nuestro gran amigo; Jesús,
Nosotros te amamos; Jesús, estamos enamorados de Ti” (21 de
agosto de 1987).
Repetir continuamente una frase de amor a Jesús Eucaristía
puede ser una bellísima manera de orar, y esta frase de amor podemos repetirla
en las actividades normales de cada día, haciendo así de nuestra vida una
continua oración.
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