lunes, 28 de mayo de 2018

Una hora diaria de Adoración, el secreto de la Madre Teresa (un testimonio bellísimo)





Un día un amigo me pidió que lo acompaña al Hogar de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, en Panamá.
Iba a donar algunos alimentos. En el camino conversamos de todo. Cuando llegamos avisamos de nuestra donación la cual recibieron con mucha alegría. Conversamos un momento con las Misioneras y regresamos al auto.
Ocurrió entonces algo que nunca he olvidado. Mi amigo estaba inmóvil, aferrado al volante. No giraba la llave para arrancar el motor del auto. Cuando me volví para verlo me sorprendió mucho. Estaba llorando.
No sé qué me ocurre ― me dijo ―. Tengo por dentro una gran alegría. Me siento feliz de haber ayudado a estas religiosas. Y, sin embargo, lloro.
Es la gracia de Dios ― le respondí ―. Hiciste una obra muy buena y seguro está contento contigo.
Me hizo recordar las palabras de un sacerdote que un domingo por la mañana en medio de su homilía nos recomendó emocionado:
¿Quieren sentir a Dios? Vayan al Hogar de las Misioneras de la Caridad. Les aseguro que saldrán cambiados. Yo estuve hace poco y necesito compartir esto con ustedes. Algo en ese lugar les hará reflexionar en sus vidas y lo que hacen con ella. Van a experimentar como una dulzura en el alma.  Y se darán cuenta que es el amor de Dios.
Es cierto. Ojalá puedas ir algún día, colaborar en lo que puedas y tener esa maravillosa experiencia.
Una vez leí cómo la Madre Teresa de Calcuta logró que creciera su apostolado y se esparciera por el mundo, llegando a mi país, Panamá. Es sorprendente. Ella misma lo relata.
Recién en 1973, cuando empezamos nuestra Hora Santa diaria, fue que nuestra comunidad comenzó a crecer y florecer. … En nuestra congregación solíamos tener adoración una vez a la semana durante una hora; luego en 1973 decidimos dedicar una hora diaria a la adoración. El trabajo que nos espera es enorme. Los hogares que tenemos para los indigentes enfermos y moribundos están totalmente llenos en todas partes. Pero desde el momento que empezamos a tener una hora de adoración cada día, el amor a Jesús se hizo más íntimo en nuestro corazón, el cariño entre nosotras fue más comprensivo y el amor a los pobres se nos llenó de compasión, y así se nos ha duplicado el número de vocaciones. Dios nos ha bendecido con muchas vocaciones maravillosas. La hora que dedicamos a nuestra audiencia diaria con Dios es la parte más valiosa de todo el día.”
Este es el secreto de un alma enamorada, Visitar a Jesús sacramentado, tener esa hora de Adoración en la dulce presencia del amado.
Te invito. Haz la prueba. Visita a Jesús. Está en los sagrarios. Dile que le quieres. No te canses de decírselo.  Y cuando vayas por favor también le dices: “Buen Jesús, Claudio te manda saludos Jesús”.
Dios te bendiga!

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