miércoles, 4 de septiembre de 2019

Yo odiaba a la Iglesia católica. Pero la Gracia me alcanzó




El escritor británico Joseph Pearce, especialista en Chesterton, habla sobre su propia conversión

Joseph Pearce es profesor de Literatura inglesa y autor de biografías de escritores británicos como Chesterton, C. S. Lewis y Oscar Wilde, entre otros. Fue bautizado en la Iglesia Católica cuando ya era adulto.
Acaba de editarse en español su libro Mi carrera con el diablo. Para presentarlo, Pearce ha realizado un recorrido por diversas ciudades españolas, comenzando el 9 de mayo por Barcelona, donde impartió tres conferencias en el Salón de Grados de la Universidad Abad Oliba. Hemos dialogado con Pearce acerca del proceso creativo de su último libro y del contenido de este, su conversión al catolicismo.
Nos llama la atención su complexión robusta. De hecho, ha querido realizar toda la entrevista de pie y, habiendo pasado con creces la hora del lunch apropiada para un caballero inglés, únicamente ha tomado un vaso de agua.
Las tendencias modernas de hacer biografías no se limitan a describir la realidad que se observa, sino tienden, en un sentido u otro, a transfigurarla, a transformarla. En esto, Pearce tiene un buen Colaborador.
¿Qué puede aportar Mi carrera con el diablo a los lectores?
Espero que mi libro demuestre que nadie está fuera del alcance de la Gracia de Dios.  Fui a la prisión dos veces por delitos de odio. Odié la iglesia católica. Nadie está más allá del alcance de la Gracia. Espero que la gente lo lea, en cualquier posición en que se encuentre, si son cristianos, anticristianos, que sean tocados por la Gracia de Dios y, por lo menos, suponga un empujón en la dirección correcta.
Un título con doble sentido
Joseph Pearce perteneció en su juventud al movimiento neonazi, actuando tanto en el conflicto de Irlanda del Norte, como en Italia. Nos habla de gestión de pisos francos y de acciones armadas, aunque no especifica ni circunstancias, ni grado de implicación. Refiere que no le resultó fácil salir de estas estructuras. Todavía hoy recibe insultos y amenazas de muerte anónimas en su correo eléctronico y en las redes. El odio “racial” es importante como punto de partida del camino de Pearce.
                  
El diablo está en el título.  ¿Le asusta?
El título es obviamente un juego de palabras, con los dos significados de race, “raza” y “carrera”. Pero pienso que el mal es satánico, porque existe una dimensión por encima de la naturaleza. No soy un relativista. Creo que la carrera con el diablo no está ganada. Todavía, estoy en plena carrera. Pienso que no termina hasta que morimos. Todos nosotros tenemos ángeles de la guarda para ayudarnos, tenemos santos para ayudarnos, y demonios para tentarnos. Creo que hay una dimensión sobrenatural encima de la realidad.

Los amigos “muertos” de Pearce: Chesterton y Oscar Wilde
La lectura del libro de Chesterton El pozo y los charcos, mientras cumplía condena en prisión por segunda vez, le hizo descubrir algo, cuya presencia sentía que le acompañaba desde la niñez. “Era- dice – lo bueno, lo bello y lo verdadero”. Desde entonces, tiene pasión por la lectura de sus escritores favoritos. Eso le llevó a escribir sus biografías. Ahora, nos sorprende con la biografía de alguien a quien conoce.
¿Qué ha aprendido de biografiar a otros para escribir sobre sí mismo?
Lo primero de escribir biografías sobre escritores es que uno llega a conocer muy bien a la persona sobre la que está escribiendo. A veces, digo que tengo por mejores amigos a muertos. Si pasas muchas horas investigando y escribiendo la biografía de un hombre – Chesterton, Oscar Wilde, etc. – lo llegas a conocer y él te ayuda a entender la naturaleza humana.  Escribir una autobiografía es otra historia. No puedes dejar de ser subjetivo, pero tienes que aspirar a la objetividad.
Usted tuvo una experiencia intensa de Dios, una conversión y ha escrito un libro. ¿Por qué el libro?
Primero de todo, porque soy escritor. Pero también, porque la gente sabía más extensamente sobre mi pasado en una organización nazi y en los grupos anticatólicos en Irlanda del Norte, que sobre mi nueva vida cristiana. Empecé a sentir cada vez más que tenía que contar la historia. Lo retrasé mucho tiempo porque no estaba seguro de que estuviera preparado para ello. En cierto modo, es la cosa más dura que he escrito. Es muy personal y deseé ser honesto. Pero pienso que era necesario hacerlo y estoy contento de ello.
Había llegado su momento. Ya se sentía preparado para describir su camino hacia Dios. Y define su situación actual como de “amor racional”. Pearce ahora es razón y amor: Cabeza y sonrisa. Con su cabeza, ordenada, se ha ganado el respeto de sus colegas y editores. Con su sonrisa, el corazón de todos.

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